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Tuve un muy buen y activo verano, aprendí demasiadas cosas sobre dragones...y demasiadas sobre la anatomía de mi novia y todo lo que le gusta en la cama, y bendito sea Merlin que buena boca la que tiene mi novia para jugar en mi propia anatomía. Nosotros mismos nos delatamos cuando un día no salimos del cuarto de mi novia que a la mañana siguiente nuestros padres tuvieron diferentes reacciones, mi madre estaba furiosa y me grito que si nos habíamos cuidado y mi suegra, ella antes le estaba pidiendo detalles a su hija con una sonrisa en sus ojos...incluso recuerdo las palabras que me dijo mi suegra antes de que volviéramos a Londres para la última semana del verano.

"—Gracias por hacer tan feliz a mi hija."

Ya tenía el permiso de su madre para estar juntos para siempre, y era lo único que me importaba.

—Oye Bill, vamos a buscar un vagón al fondo.

El me asintió y me fui de la mano de mi novia

—¿Vamos a buscar un compartimiento juntos los dos o vamos con amigos?—me pregunta mi novia cuando ya subimos al tren.

Le sonreí pícaramente y me acerqué a su oído.

—Y si nos vamos solitos, con un hechizo de silencio y te hago disfrutar un rato?

Ella se detuvo por completo y me vio, colocó su mano en mi pecho y me acarició. Con cuidado se acercó a mi oído.

—¿Que me harás?—Pregunto sexualmente.

Me acerqué esta vez a su oído

—Te haré un oral...luego vemos a donde llegamos.

Ella me tomó la mano y me guió hasta el final del tren, en donde había compartimiento vacíos. Ambos entramos y cerramos las cortinas y colocamos un hechizo para silenciar el cubículo.

Estábamos frente a frente, solté nuestras mochilas en el asiento de mi lado izquierdo, y me acerqué a mi novia arrojándola a la silla derecha. Ella sonrió mientras apoyaba su espalda en la ventana y con lentitud se desabrochó la camisa y abría las piernas, mostrándome su ropa interior en encaje rojo.

 Ella sonrió mientras apoyaba su espalda en la ventana y con lentitud se desabrochó la camisa y abría las piernas, mostrándome su ropa interior en encaje rojo

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—Ya sabes cómo me gusta verte en ese color de ropa interior,—dije cayendo de rodillas al medio de sus piernas.—Eso me deja de rodillas ante ti mujer.

—Así me gusta tenerte Weasley.

Le sonreí pícaramente antes de correr su tanga a un lado y sumergirme en ella, ella gimió mientras colocaba sus piernas sobre mis hombros, una mano en mi cabeza que me sujetaba del cabello. Una de mis manos fue a su seno y la otra se puso en su vientre evitando que se moviera mientras le daba placer con mi boca. La mano que estaba en su seno le bajo la copa para que mis dedos pudieran jugar con su pezon.

Toda estaba muy bien yo disfrutaba de los gemidos de Anika, sentía que estaba a punto de terminar cuando la puerta se abre de golpe.

—¿Están aquí chicos....?
Anika grito alejándose de mi cuerpo y cubriéndose ante la vista que mi hermano mayor estaba teniendo. El estaba con una cara de asombro mientras yo lo miraba con ira desde mi posición en el suelo.

—Bill no te podías demorar en entrar, mi novia estaba a punto de terminar en mi boca.—Le dije molesto.

—CHARLIE.—Fue el grito de mi novia y la vi levantando los hombros, ella vio a mi hermano.—Es cierto ya iba a terminar.

—No me tiren la culpa, no sabía que ustedes estaría así.

—Bill un cubículo con las persianas cerradas que te hace pensar?—Le dije a mi hermano con ira sentándome al lado de mi novia.

—Bien no lo pensé...saben que yo los dejo solos.—Dijo por fin.

—Por fin te das cuenta tenemos un asunto que terminar.—Le dijo mi novia.

—Solo cierren con seguro.

Dijo Bill para cerrar la puerta, yo vi a mi novia.

—¿seguimos?

Ella me sujeto de la cabarga y me jalo a sus labios para besarnos.

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Bill no dejaba de ver is en toda la cena en el comedor, sobretodo desde que Charlie no a quitado su mano de mi pierna.

—Bill nos ve con burla.—Le dije.

El vio a su hermano y luego a mi.

—Quieres irte?

—Si, pero a donde vamos?

—A mi cuarto bonita, pasa la noche conmigo.

—¿Que dices Charlie?

—Ven

Me tomó de la mano y me sacó del comedor, nos fuimos rápido a la sala común y subimos sin problemas a los dormitorios de los hombres, nunca he entendido porque los hombres no pueden subir a los cuartos de las chicas y las chicas is podemos subir al de los hombres.

—Charlie no debería estar aquí en los cuartos de chicos.

—Vamos cariño estamos solos, y te extrañe demasiado.

—Estuvimos juntos en el tren.

—Pero en el tren no dormidos, hicimos otras cosas...

Yo sonreí u vi como el se sentó en la cama y yo me ubique en el medio.

—De donde yo vengo, suelo ser yo la mala influencia, pero tu eres la mia.

Y lo bese

𝔐𝔦 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔞 𝔣𝔲𝔢𝔤𝔬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora