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Volvería a casa y eso me tenía famélica, no podía con la emoción. Iría por el trato que tenían que todos los magos en su quinto año de Hogwarts tienen la oportunidad de conocer mundo elemento por una semana completa.

Baje a la sala común, con una ropa que me recordaba por completo a mi hogar, mi cabello estaba trenzado, y con adorno típicos de mi región, se distinguían mis tatuajes y si analizaban muy bien verían el que tengo en mi espalda.
Por donde pasaba todos me veían, de por si era ya alguien que daba mucho de que hablar, pero que me vean como lo que era una elemnetalista y jinete de dragón no es usual.

—¿Ya te vas Nika?

Veo a Charlie sentado en el sillón con Bill al lado. Me ubique en el medio de los dos y le dije.

—Ya me voy, ya quiero ver a mis bebés.

—Es irónico que llames bebés a dragones, que son del tamaño de la cancha.—Dijo Bill.

—No te burles de mis bebés.—Le di un beso en la mejilla a Bill.—Nos vemos Billy.

—Nos vemos Ani.

Giré mi cabeza y vi a Charlie viéndome con un brillo en los ojos.

—Cuídate Anika.

—Lo haré Wesley tomaré algunas fotos.—Le di un beso en su mejilla.—Nos vemos Chary

—Nos vemos Nika.

Salí con una sonrisa a la entrada dls bosque prohibido en donde estaban ya bastante alumnos reunidos, me ubique al lado del profesor Dumblundore, que apenas me vio dio una sonrisa ligera.

—Anika Dragonste disfruta la semana que tendrás en tu mundo.

—Créame que lo haré profesor, tengo unos dragones que montar.

El asintió y se dirigió a su alumnos, mientras yo me coloqué mi capa roja y sacaba mis papeles para entrar sin problemas a mi mundo.

—Profesor, ella no es de quinto año.—dijo un joven con voz muy agudo.

Yo lo vi ligeramente, mi mirada le penetraba los huesos.

—La señorita Dragonste es un caso especial, ella se quedara la semana el Ciudad llamas con su familia.

Nadie dijo nada, así que espere que el portal se abriera, apenas se abrió por completo fui la primera en pasar no me quede a escuchar las instrucciones. Salí en la parte de nuestras fronteras, me fui directamente a los guardias cubriendo mi pelo rojo, el guardia que estaba de turno no me vio muy bien, siempre es así cuando somos fuego.

—Documentos.

Se los pase sin ningún problema, el que nada debe nada teme.

—Señorita Anika Dragonste...

—En realidad es Khaleesi.

Le di una sonrisa de superioridad como yo solo se darlas.

—Khaleesi...que hacía en mundo mágico?

—Estaba estudiando.

—¿Una Elementalista estudiando en mundo mágico?—Pregunto con ironía.—Tiene alguna prueba?

—Si, mi carta de aceptación a la escuela Hogwarts de magia y hechicería.—Le pase mi carta.—Mi padre fue un mago, soy mitad bruja...ya puedo ir a mi ciudad.

El guardia no dijo nada, solo se quedó con mis papeles hasta que les colocó el sello y me los entregó.

—Bienvenidas a mundo elementos.

No vi atrás para ver si los magos pasaron, no me importaba ellos no me importaba nada, solo quería a mis dragones.

Caminaba a gran velocidad a el lugar donde se nos permitía guardar los dragones, mi madre dijo que me esperaría ahí con mis bebés. Caminaba esquivando a las personas aunque la mayoría se alejaba con facilidad. Me dejaron entrar sin problemas a donde guardamos los dragones y respiré hondo, olía a dragón el mejor olor del mundo, como lo entrañaba.
Veía todos los dragones y la sonrisa brotó de mi, esa era yo una domadora de dragones, debía estar entre dragones para sentirme viva, hacer magia era fantástico pero nada se comparaba con esto.

—HIJA.

Vi a mi padre al fondo, detrás de ella estaban mis dragones, me acerqué a una gran velocidad a ella y cuando estaba cerca me detuve, alce mis brazos por encima de mi cabeza consiguiendo un círculo de fuego, mis manos se fueron a mi pecho para agacharme ante mi madre, esperando la bendición para poder quedarme en casa. Mi madre me devolvió el saludo y ahora si la pude abrazar con fuerza.

—Te extrañe mucho.

—Y yo a ti, nadie vuela como tú Ani.

—Lo se Mami, hablando de volar.—Vi detrás de ella y estaban mis dragones.—Mis bebés...Viserion, Rhaegal y Drogon

Corrí hacia donde estaba Viserion y me colgué de su cuello, sentí a todos mis dragones rodeándome y me sentí el casa por completo.

—Como los extrañé mis niños.—Les dije acariciando sus cuellos. Me tenían rodeada, mi madre me veía con una sonrisa.—Vámonos a casa mis dragones.

Ellos comenzaron a escupir fuego y brincar, volverían a volar con su jinete, todos sabemos que un dragón sin su jinete está incompleto, y que un jinete si sus dragones no existe.

Me coloqué los guantes que tenía en mi bolso y me monte en la montura que tenía Rhaegal.

—Nos vemos en casa madre, la domadora volvió.

Mi madre sonrió y yo me eleve por los aires con mis dragones, estaba viva de nuevo, era yo de nuevo y mis dragones eran la prueba, sentí el viendo en mi cara y acariciaba sus cuerpos, toda mi vida sería una domadora

𝔐𝔦 𝔠𝔥𝔦𝔠𝔞 𝔣𝔲𝔢𝔤𝔬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora