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—Ayer me llamo el loco de Reo. —hablo Shiduo mientras comía de su tazón de cereal mirando su celular.

Sae le miro frunciendo el ceño a la vez que dejaba su taza de café aun lado.

—¿Y que quería? —pregunto volteando a ver a Félix quien entraba a la cocina con una cara de sueño sin saludarlos.

«Se ve patético», fue el pensamiento que cruzó por la mente del pelirrojo.

—El cabeza de remolacha me preguntó si Rin y yo firmaremos otra vez contrato con el equipo italiano. —explico a la vez que fruncia el ceño y se metía una cucharada de cereal a la boca, sin dejar de jugar en su celular.

El mayor asíntio un poco centrado en sus pensamientos, tenía tiempo que no pisaba una cancha de fútbol, bueno, se quería dar un tiempo del mundo de la fama, dinero le sobra, a quien le miente, esta forrado en dinero.

—¿Y le dijiste que volverían a jugar? —le miro a la espera de una respuesta.

Nego el moreno mientras bufaba y apartaba sus cabellos bicolores de su frente.

—Le dije que no, que por los momentos tendrían que estar si su capitán y co-capitan. —respondio volviendo a comer otra cucharada de su tazón de cereales.

Sae suspiro, se levantó de su silla y rodeo la mesa hasta pararse detrás del ojirosas para pasar sus manos por su cabello rubio con mechas rosas, el otro no se nego, dejándose hacer por las manos delicadas del pálido.

Recogió cualquier mechón que estorbara la vista del menor e hizo una pequeña coleta con una liga que tenía en su muñeca.

—Asi está mejor. —hablo en el oído de otro, mirando el como jugaba un partido de fútbol en su celular.

Shiduo soltó un bufido pero una pequeña sonrisa se asomo por las comisuras de sus labios por el pequeño detalle de Sae.

—Gracias terroncito. —fueron las palabras dichas por el bicolor, el pelirrojo simplemente dejo un beso en su cuello y le siguió viendo jugar mientras se tomaba su café.

—Que lindo, duren... —exclamo Félix mirándole desde el refrigerador con una mueca de asco, su cabello negro parecía un nido de pájaros, su ojos estaban más cerrados que abiertos, sus cejas fruncidas hacia bajo, una manga de su camisa estaba por su antebrazo y la otra normal, era un desastre andante.

El mayor lo miro sin expresión alguna pero juzgandolo con su mirada mientras tomaba su taza de café lentamente, en cambio Shiduo alzó su mirada y le apunto con su celular.

—¡Cállate envidioso de mierda! —grito— .estás así por qué tú papá no acepta aún a Jasper en la casa. —recordo aquel dato que le comento Rin por mensaje mientras entraba en modo; papá celoso.

Félix abrio su boca indignado, así que simplemente cerro el refrigerador una vez que tuvo la jarra de leche, busco un tazón en dónde sirvió sus cereales y luego la leche, dejo ambas cosas en el mesón para luego sentarse en unos de los bancos.

—Touché cucaracha, touché. —le miro seriamente comiendo de su cereal con resentimiento, claro solo era por ahorita, luego andaban como dos niños chillando y siendo los mejores amigos del alma.

—Si ocurre una pelea en plena mañana, lo único que haré será cavar un hueco en el patio y esconder sus cadáveres. —se sumo otra persona a la charla en la cocina, todos voltearon a ver a Rin, quien entró sin camisa al sitio, los presentes abrieron los ojos ante lo visto— ¿que es eso de funerales?, así me ahorre dinero en gastos innecesarios.

Decía el peliverde mientras se servía una taza de café y se paseaba por la cocina a buscar que hacer de desayuno.

Los demás no podían responder, se mantenían con expresiones dignas de premios Oscar para alguna película de Adam Sandler, Sae tenía una mano en el pecho junto una cara de que acaba de presenciar la derrota de Messi en un partido súper importante, Shiduo miraba con una sonrisa a Rin como si el mismísimo satanas le estuviera cediendo el trono del infierno a el  y Félix, pues Félix estaba como si le hubieran reiniciado todo su sistema cerebral antes lo que sus ojitos vieron.

Tu Eres Mi Partido [ Edward Cullen ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora