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—Hola, hola bollito. —musitaron sus labios aquel apodo amoroso al vientre abultado que estaba delante de el.

Sonrió cuando escucho en sus oidos la risa baja que soltó el otro además de también por la mano que pasó por sus hebras verdosas oscuras.

—Sabes, hoy papi tiene que salir y vendrá muy tarde. —empezo diciendo mientras sus grandes manos acariciaron el pálido vientre con amor— . necesito que aguantes un poquito más.

Pidió haciendo con su dedo índice y pulgar el indicio cuánto tiempo era el requerido junto una voz chiquita.

—Me voy a reventar si pides eso. —se quejo Edward, que aunque se veía en su rostro molestia, en su voz se demostraba la burla.

Rin rio bajo y alzo sus ojos aguamarinas hacia los dorados de su pareja para mírale con amor a su vez que dejaba un beso en la protuberancia de su abdomen.

—Solo hasta que yo llegue. —se defendió— . mañana con más calma si es posible. —cambio sus palabras al ver la mirada algo irritada.

—No es fácil cargar a tu bollito. —reprocho.

—Pero así amas a bollito. —le recordó con una sonrisa que era de todo menos inocente mientras dejaba besos y caricias por la piel estirada.

Edward simplemente rodó sus ojos para sonreír mirando las acciones de su lobo con ternura, siempre sabía cómo tenerlo así de manso.














—Si, así lo amo. —hizo una pausa— .los amo.


















Edward cerro sus ojos jadeando por el dolor insoportable en su vientre bajo cada vez que quería caminar hacia su habitación.

Apretó su mandíbula con fuerza y con su mano golpeó la pared agrietando esta cuando sintió una patada que casi le hizo querer gritar, abrió sus ojos mirando el pasillo que daba a su habitación que se le hacía lejano con cada paso que daba para ir a este.

Soltando un jadeo bajo y armandose de valor, busco poder caminar con pasos un poco más firmes para llegar a su destino, aunque fue lento su andar ademas de tener una mano en su vientre bajo, pudo llegar hasta la puerta que sin importarle porque en ese momento habia otra cosa mas importarte -¡Su hijo!- que se le ocurrió nacer justamente hoy.

Rompió la puerta tirando esta misma al suelo y siguió su andar hacia la cama que una vez que estuvo ahí, se acomodo de espaldas buscando controlar su respiración, que aunque era algo casi innecesario -por estar mitad muerto- lo necesitaba porque después de todo estaba embarazado ¡e iba a dar a luz! así que necesita concentrarse en algo urgente.

—¡M-maldita sea! —mascullo cuando su hijo le pateo y sintió como humedad mojaba su trasero algo que le hizo palmearse su rostro— .no me jodas. —se quejo.

Había roto fuente, así que técnicamente podía dar a luz en cualquier momento, claro que necesitaba saber de cuánta dilatación tenía porque si no así no podía empezar a pujar a lo loco.

No, así no, agradece que por una vez en su vida Carlisle le haya enseñado medicina y también el haber estudiado esa carrera en una de su tantas épocas que vivió.

Así que por lo tanto, con todo el esfuerzo que saco de quien sabe dónde, se deshizo del pantalón suelto de pijama y su ropa interior para lanzarla en algún lado de la habitación para solo quedar con una de las grandes camisas de Rin.

Era mejor eso a qué nada, las suyas dejaron de quedarle cuando el cuarto mes de embarazo llegó, por lo tanto empezo a usar la ropa de su lobo y este no se quejo para mas bien comprar más para ellos dos.

Tu Eres Mi Partido [ Edward Cullen ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora