Capítulo 111

94 14 3
                                    







Los inhibidores son lo que Yeha quiere más que nadie. Si toma inhibidores con frecuencia, otras personas muy difícilmente podrán darse cuenta de que es un Omega.

Pero prohibir las salidas nocturnas, no tiene sentido. No es menor de edad. Aunque había perdido dos años en coma, aún así era un adulto. ¿No es la vida universitaria simplemente hablar con amigos, beber alcohol y nada más?

Hasta ahora había aceptado todas las cláusulas que le propusieron, está bien. Supongamos que puede ser peligroso. La propuesta de las actividades externas fue simplemente absurda. Yeha golpeó la mesa.

"¿El Sr. Sung lo propuso? ¿Lo dijo su jefe? ¿En estas épocas... cree que soy su hijo o algo así?"

"Es demasiado joven como para tener un hijo de la edad del Sr. Kang Yeha"

"¡Eso no es lo importante ahora!"

"No se puede rechazar ni desobedecer lo que diga mi jefe. Que él aceptara mandarlo a la universidad fue algo muy sorprendente desde mi punto de vista."

"Ah..."

La enérgica respuesta de Sung dejó a Yeha sin palabras. No se puede rechazar ni desobedecer. ¿Se cree un dios o algo así? A pesar de no conocer la apariencia, edad o incluso el género de la persona que era su jefe, ya le desagradaba mucho. Le parecía aburrido y molesto. Definitivamente era un anciano autoritario extremo con la mente cerrada.

"Una vez que la universidad y la carrera estén decididas, le enviaré un mensaje."

Sung dio por terminada la conversación como si no permitiera más argumentos. Yeha apretó los labios y finalmente dijo "...Bien" No tuvo más opción que aceptar. ¿Qué más podía hacer? No quería pasar el tiempo solo en esa casa grande rechazando todo. Aunque su vida universitaria estuviera limitada, seguramente sería mejor que ahora.

"..."

"..."

Hubo un silencio pesado. La conversación había terminado y el asistente Sung no parecía tener intenciones de retirarse.

"¿Tiene algo más que decir?"

Preguntó Yeha.

"No, no tengo nada más que decir."

Respondió Sung con un ligero movimiento de cabeza.

"Uh... sí. Gracias por escuchar mi petición".

"No hay de qué".

Sung sonrió sutilmente, pero era una sonrisa notoria y algo incómoda. Yeha levantó la comisura de los labios imitándolo.

"..."

"..."

Otro silencio cayó sobre ellos. Yeha jugueteaba con una fresa con el tenedor. Después de algunas vueltas, la fresa finalmente no pudo soportar el acoso persistente y estalló en jugo rojo. Cuando aplastó tres fresas de esta manera, finalmente no pudo contenerse y preguntó:

"¿No se va?"

Yeha preguntó. No era sarcástico ni provocativo, realmente estaba curioso. El asistente Sung parecía ser una persona ocupada a simple vista. Incluso no dudaba que organizara su horario por minutos en lugar de por horas. ¿Qué hacía desperdiciando su tiempo aquí? A menos que tuviera otro propósito.

"¿Hay algo más que desees pedir?"

Sung tomó un sorbo de café. Era la primera vez que entraba a la casa de Yeha y tomaba una bebida. Tomar café ayuda a que el otro se sienta más cómodo durante la conversación. No estaría realmente escuchando toda la historia. Ni siquiera notaría si comete un pequeño error. Esa era la idea general.

Cuando Dios nos creó, no se equivocóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora