"Saluda rápido, o tendrás que disculparte por un malentendido".
El narco golpeó el brazo de Yeha con impaciencia. Yeha apretó los labios y miró fijamente a Hangun. Dueño. El dueño que tanto mencionaban hacía refencia a Choi Hangun, del Grupo Hanho. No podía creerlo. Un conglomerado. ¿Cómo iba a conocer al presidente del Grupo Hanho, uno de los conglomerados más grandes sin siquiera ser un empleado? Su única interacción con la empresa fue a través de un accidente de tránsito y el asistente Sung...
"¿Señor Sung?"
Yeha abrió los ojos con sorpresa al ver a Sung parado detrás de Hangun. ¿Qué hacía el Sr. Sung allí? Él claramente había dicho que era de categoría B. Entonces, ¿aquel jefe al que servía... era Choi Hangun? El hombre controlador que le permitió ir a la universidad y restringió sus actividades extracurriculares. Yeha miró rápidamente entre Hangun y Sung.
Sung retrocedió un paso. Esta situación era completamente inesperada para él, así que no tenía una excusa preparada. Tenía que seguir el juego como lo dirigiera Hangun.
"¿Agradecido? ¿Eh? Te ayudamos a encontrar a tu omega. Si estás agradecido, deberías firmar un contrato con nuestro mobiliario para los nuevos apartamentos que se construyen en Hanho Construction. Te haremos un buen interior."
La pelirrosa dio una palmadita y sugirió una idea. Hangun suspiró profundamente al ver a sus amigos y a Yeha entremedio. No estaba seguro de si debía alegrarse de que lo encontraran ellos en lugar de otros Alfas, o enojarse porque tenían que ser precisamente ellos los que lo encontraron. Estaba confundido.
"Están siendo escandalosos".
Hangun rechazó su oferta con calma, su voz zumbaba de ira.
"Oh, vaya, vaya, ¿no te lo trajimos después de tanto pensar?"
La pelirrosa frunció el ceño hacia Hangun. Él ignoró su mirada y fue hacia Yeha. Con su imponente presencia, Yeha retrocedió. Pero Hangun se acercó rápidamente a Yeha con grandes zancadas.
Yeha arrugó la punta de su nariz. Hangun olía. Era difícil de describir, pero era un olor que penetraba en sus fosas nasales y llegaba directamente a su corazón. ¿Por qué le resultaba tan familiar? ¿Dónde había olido ese aroma antes? ¿Era un fragancia vendida en el mercado? ¿Cómo podía un perfume hacer que su corazón se acelerara de esa manera?
"Lo siento. Mis amigos han malinterpretado todo y te confundieron con alguien más".
Hangun se disculpó cortésmente. La sorpresa no fue para Yeha, sino para la pelirrosa y para el narco. Fue porque Hangun se disculpaba con alguien y, además, porque el Omega frente a ellos no era realmente el Omega.
"¿Nos equivocamos? ¿Con esta cara?"
La pelirrosa frunció el ceño y examinó el rostro de Yeha.
"Ahora que lo pienso, realmente no huele".
El narco olfateó el cuello de Yeha. Aunque ambos estaban siendo extremadamente descorteses, Yeha se contuvo. En su mente solo pensaba en lo agradable que olía Hangun y en la prisa por encontrar su zapato solitario que quedaba en algún lugar y regresar a casa. Eso era todo lo que le importaba en ese momento.
"¿Qué pasa, eran gemelos?"
"Choi Hangun ¿Sabías que tu omega tenía un gemelo? Pero, ¿por qué no huele? ¿No es un omega? Eh... biológicamente eso no tiene sentido. ¿Podría ser un alfa? ¿Este pequeño de aquí?"
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Cuando Dios nos creó, no se equivocó
General Fiction𝓢𝓲 𝓷𝓪𝓭𝓲𝓮 𝓵𝓸 𝓼𝓪𝓫𝓮, 𝓷𝓪𝓭𝓲𝓮 𝓵𝓸 𝓪𝓻𝓻𝓾𝓲𝓷𝓪