CAPÍTULO 12 PELEAS

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Lisa recibe el vaso de agua que Jennie le ofrece esperando el momento en que inicie la conversación; por fin después de tantos años tendrá respuestas, escuchará lo que la chica tenga para decirle y despejará esa cantidad de dudas por las que su mente ansiosa no la ha dejado dormir.

—Un par de días después de que celebramos nuestros nueve meses, encontré la beca que Ryujin te dio para Juilliard en uno de tus cajones —empieza Jennie con la mirada perdida en sus recuerdos—. Supe de inmediato por qué me pusiste aquel ejemplo del que hablamos y no supe qué pensar, mucho menos qué hacer, la realidad me explotó en la cara directo.

Lisa recuerda lo extraña que notó a Jennie esos días y cómo se la pasó llorando todo el rato el día de su aniversario que se la pasaron haciendo el amor.

—Lo pensé durante días, no podía dormir y el momento de que te fueras estaba cada vez más cerca. Si lo hablábamos por las buenas, basada en todas nuestras conversaciones anteriores y con razones suficientes para creerlo, tú no ibas a aceptar por quedarte conmigo, por nuestro vínculo. No se me ocurrió otra manera que romper esa conexión porque estaba segura de que fuese como fuese en algún punto de nuestras vidas cualquiera de las dos iba a ceder; porque Lisa, si tú te apegaste demasiado a mí yo no era la excepción, me acostumbré tanto a cuidarte, a amarte, a estar contigo, que al tenerte lejos hubiese sido capaz de dejarlo todo por irme a vivir contigo a New York y eso no hubiese sido justo para mí, así como no hubiese sido justo para ti no ir o dejar todo por venir a estar conmigo, era una batalla entre tus sueños y los míos que no podíamos ignorar.

Lisa asiente comprendiendo.

—Entonces se me ocurrió la estúpida idea de dañar nuestra relación —rompe a llorar—. Odiándome sabía que te irías y no volverías tal vez nunca y sabiendo que me odiabas y que no me querías ver, me contenía yo de irte a buscar, sonaba justo en mi cabeza, así que lo hice, te dañé.

Jennie se toma un momento para respirar y continuar hablando. Lisa permanece estática en su lugar recibiendo las palabras de la chica frente a ella no sabiendo muy bien qué sentir.

—Rosé trató de impedirlo cuando se lo dije, me enojé mucho con ella porque lo sabía todo y no me lo dijo.

—Yo le dije que-que no te dijera nada porque quería ser yo quien te lo contara.

—Entiendo, sí, eso mismo me dijo ella cuando la encaré —suspira cansada. Su cabeza comienza a doler.

—Quise hablar contigo, te llamé, le-le pregunté a Rosé por ti y ella me dijo que estabas ocupada —recuerda—. Con el tiempo dejé de insistir.

Jennie no dice nada dejándose aplastar por el peso de la culpa que ya la ha venido asfixiando todos estos años.

—Cuando me dejaron salir del hospital y fui a tu graduación, escuché tu discurso y me-me sentí muy confundida, yo pensé que tú me odiabas y quise preguntarte cuando te vi, pe-pero te fuiste corriendo.

—No supe qué decirte, Lisa, tenía tanta vergüenza, ¡todavía la tengo! —se pone de pie—. Tú confiaste en mí, me amaste como a nadie, me contaste tu historia, fuiste especial ¡¿y cómo te lo pagué?!

—Estuve triste muchos días, no podía dormir porque no sabía qué pasó. Me sentí muy mal porque pensé que hice algo mal y-y por eso te decepcionaste de mí...

—Eso jamás —la interrumpe—. Toda la culpa es mía, tú no hiciste nada malo.

Lisa se pone de pie acercándose hasta donde Jennie está. La chica de ojos gatunos llora mares, más cuando la pelinegra se acerca a limpiar sus lágrimas no quitando nunca su mirada de ternura de sus pupilas.

UNA PARTE DE MI SIN TI // JENLISA // (JENLISA JENNIE+LISA BLACKPINK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora