CAPÍTULO 47 PARTE DE LA FAMILIA

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Lisa no deja de mover la pierna producto de su nerviosismo desesperando a su amiga en el asiento del piloto, hace menos de una hora que salieron de casa con rumbo a Hillmorie y lo más probable es que Jennie ya se haya dado cuenta que ese martes no fue a trabajar, será cuestión de tiempo para que empiece a llamarla o mensajearle.

Jisoo ríe al ver a la pelinegra con los ojos más preocupados que jamás le ha visto, maltratando un pobre dado de botones en sus manos.

—O vas a terminar deshaciendo ese pobre juguete en tus manos o le vas a hacer un hoyo a mi carro con tu pie, para ya —detiene su pierna con un apretón.

—Tengo miedo, Jisoo, esas personas pueden ser muy malas y si yo tengo un episodio de ansiedad no me van a tener piedad.

—Tú ya no eres la misma Lisa boba que se rompía en pedazos por los desplantes de las personas, eres más fuerte ahora y estoy segura de que lo harás bien —anima—. Los viejos de Jennie ya no dan tanta batalla como antes, no te preocupes, yo te estaré esperando todo el tiempo, recuerda enviarme un mensaje para saber que todo estará bien.

La enorme casa de infancia de Jennie no deja de sorprender a Lisa: la fuente y el hermoso jardín de la entrada, tantas habitaciones y el personal de uniforme que recibe a las visitas tan amablemente anunciándola, todo es de película.

La persona que viene a atenderla en la puerta es quien menos espera, el abuelo Richard a sus hoy 74 años, el cual luce igual de cansado pero entero como roble. El hombre la saluda con efusividad atrayéndola en un abrazo que un poco disipa su nerviosismo al ser bien recibida como un buen primer paso.

—Ha pasado tiempo, Lisa, ¿qué te trae por aquí?

—Yo-yo esperaba hablar con los papás de Jennie.

—¿Mi pequeña no vino contigo hoy?

Lisa niega con una sonrisa apenada.

—Ella no sabe que estoy aquí.

—Supongo entonces que el asunto a tratar es serio.

—Lo es, ¿ellos-ellos están?

—En el jardín, te acompaño.

A medida que se acercan al jardín trasero, el corazón se le sube a la garganta a la chica del café a pesar de los intentos de Richard por distraerla con plática de esos ocho años de ausencia en los que dejó la política y dedicó su jubilación a estar solo en casa simplemente para descansar sus últimos años de vida.

Lisa agradece la sonrisa cálida y el abrazo de lado del que todavía no la aparta, pues le trasmite confianza al ver a Michelle regar su rosal y a su esposo leyendo el periódico en el comedor bebiendo una taza de café.

—¿Quién era, papá? —pregunta sin levantar la vista del papel.

—La señorita Lisa tiene un asunto que tratar contigo y Michelle.

Lisa no sabe si por la mención de su nombre o la inesperada visita de una extraña tan temprano entre semana, pero su suegro levanta la cabeza en un movimiento tan rápido, que hasta donde está puede escuchar el crujido de su cuello por tan brusco movimiento. Michelle también se da vuelta todavía con la regadera estudiándola de arriba abajo.

La chica del café se la pasó toda la noche planeando su monólogo, su postura e incluso su outfit para estar a la altura de sus suegros ese día, pues sabe muy bien que son personas elegantes y con dinero a los que les importan mucho las apariencias, y aunque eso a ella ya no le importa mucho, el propósito de su visita ese día amerita lo más presentable de su clóset: pantalón negro de tiro alto y bota ancha, converse blancos de plataforma (sus favoritos), camiseta ajustada de color blanco y un gaban caqui hasta las rodillas que le da el toque semiformal; el cabello lo porta recogido en aquellos dos moños con que Rosé la volvió a peinar esa mañana, sencilla pero hermosa.

UNA PARTE DE MI SIN TI // JENLISA // (JENLISA JENNIE+LISA BLACKPINK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora