Mi nueva versión de "una parte de mi alma", habla de cuando perdemos precisamente ese pedacito de nuestra alma y todo lo que nos queda es tal vez nada, solo los recuerdos; se trata de lo que queda de nosotros cuando perdemos a quien amamos, de esa h...
Jennie se encuentra en su oficina ese viernes a la expectativa de su nueva socia. A pesar de que las cosas en casa terminaron muy bien, la preocupación y la ansiedad la apremian todavía, pero Lisa ha sido el mejor apoyo y consuelo para ella. El día anterior al llegar le tenía preparado su delicioso café con galletas de pingüinos y no pudo ser más feliz; después de contarle todo lo que pasó, se quedó con ella abrazándola hasta juntas quedarse dormidas en un interminable abrazo.
La chica sonríe a su teléfono viendo sus fotografías antiguas dándose cuenta que ahora mismo en la actualidad no tienen ninguna, por lo que decide enviarle una selfie de ese instante recibiendo la típica respuesta de su parte que siempre le pone a latir el corazón rapidísimo.
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Jennie ríe guardando su teléfono rápidamente en cuanto escucha su intercomunicador.
—Jennie, creo que la señorita Du Marchetti acaba de llegar —es Wonyoung, y su voz se escucha diferente.
—¿Crees?
—No me lo creerías si te lo dijera, así que es mejor que la dejes pasar y te des cuenta con tus propios ojos.
—Wonny, me estás asustando, ¿qué pasa?
Su secretaria cuelga el intercomunicador y Jennie se pone todavía más nerviosa, seguro es una señora imponente con cara de pocos amigos que desayuna empresarias novatas como ella, con muchas verrugas en la cara y una nariz ganchuda como de bruja. Su mente empieza a maquinar todo tipo de ideas locas que aumentan su presión arterial, por lo que corre a su minibar sirviéndose un vaso de whisky en las rocas para alivianarse. Al oír la puerta de su oficina abrirse y un par de tacones acercarse, se queda muy quieta sin apartar la vista de su ventanal buscando parecer relajada.
—O tus empleados son los más amables que he conocido en toda mi vida o son amigos de otra vida que no recuerdo en este plano astral, ma che accoglienza!
(¡Pero qué bienvenida!)
Se oye una voz joven con acento muy italiano.
Al menos no se oye como una señora gruñona con cara de bruja —piensa.
—Su secretaria parece que vio un fantasma en cuanto me vio, ¿ha estado sometida a situaciones de estrés últimamente o es verdad que espantan aquí en Axtro Corp.?
—Yo la verdad culparía al estrés, ya que...
En cuanto Jennie se voltea, su vaso de whisky se le resbala de las manos quebrándose en el suelo con un estruendo. La empresaria frente a ella se acomoda sus gafas de sol en la cabeza mirando muy asombrada a Jennie.
