★~3~★ (Editado)

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Mientras caminaba sola por los pasillos, Amelie se sentía abrumada por la mezcla de emociones. La decepción por la reacción de sus primos se mezclaba con la incertidumbre sobre su nuevo hogar en Ravenclaw. Sin embargo, se obligó a mantener la cabeza en alto. Nadie la humillaria y menos por ser de otra casa, dejaría a todos con la boca abierta y todo el mundo mágico sabría quién es Amelie Lestrange sin tener que ser necesariamente un Slytherin o un Gryffindor que eran las casas donde más sobresalían magos importantes, ni tampoco ser reconocida por su familia ya que eran los "28 sagrados" y eran las familias con más influencia.

Decidió dar un paseo por el castillo para despejar su mente. Mientras caminaba, se encontró con varias estatuas mágicas y retratos parlantes que adornaban los pasillos, cada uno con su propia historia y personalidad. Amelie se detuvo ocasionalmente para escuchar las interesantes conversaciones de los retratos y para admirar la magia que llenaba cada rincón de Hogwarts.

Finalmente, llegó a una ventana que daba al patio del castillo, donde la luz de la luna iluminaba suavemente el paisaje. Se apoyó en el marco de la ventana y respiró profundamente, encontrando consuelo en la serenidad de la noche.

Mientras contemplaba el cielo estrellado, Amelie decidió que no dejaría que las expectativas de los demás definieran su experiencia en Hogwarts. Sabía que encontraría su lugar en Ravenclaw y que haría nuevos amigos que la aceptarían tal como era.

Con renovada determinación, se dio la vuelta y se encaminó hacia la sala común de Ravenclaw, lista para comenzar su aventura en el mundo mágico de Hogwarts.

Pero, donde quedaba la sala de Ravenclaw?. Por aquella discusión con sus primos no había seguido al prefecto para saber el lugar de su nuevo dormitorio.

Se dio cuenta, además que estaba perdida, tenía ganas de llorar pero no podía tenía que mostrarse fuerte ante la situación.

— Pequeña estás perdida? — dijo alguien detrás de ella.

Amelie dio un pequeño salto y al voltear la mirada vio a dos cabelleras rojas;se dio cuenta que los dueños de estas dos cabelleras eran gemelos por el parecido.

— Fred la asustaste — dijo la otra persona — pequeña ¿quién eres?, me presento soy George Weasley y él es...

Sus palabras fueron interrumpidas por el otro gemelo.

— Fred Weasley — este le guiña un ojo — asi que te perdiste verdad?

— Yo n-no — Amelie responde con nerviosismo, pero al darse cuenta de su tono de voz decide aclarar su garganta y responder claramente — soy Amelie Lestrange, y no, no estoy perdida solo estoy dando un paseo por el lugar.

Los gemelos se ponen a reir.

— Pequeña pero tu cara dice otra cosa — dice George.

— ¿Eres de Ravenclaw verdad? Te llevamos hasta tu sala — continua el otro gemelo.

Los gemelos empiezan a caminar dejando a Amelie atrás.

— Apresurate pequeña si nos encuentra algún prefecto estaremos en grandes problemas — dice George.

Amelie tenía dudas, y si los seguía? Le pasaría algo? Eran Weasley, sus tíos le habían dicho que no se juntaran con aquellas personas de ese apellido eran traidores pero nunca supo porque, y si les preguntaba? Se enojarían?.

Amelie medito un corto tiempo y decidió seguirlos, eran su única salida del problema en que estaba.

— En qué piensas pequeña? — Fred le pregunta en su oido, y por lo cercano que estaba este, Amelie da un paso atrás y pierde el equilibrio haciendo que cayera.

El otro gemelo la ayuda a pararse, y Amelie se llena de valentía y les pregunta.

— ¿Ustedes porque son traidores? — Los gemelos, ante esta pregunta se miran la cara.

Y hay es cuando George decide hablar.

— Pequeña no lo entenderías, tus tíos son los Malfoy, verdad? — Amelie asiente y él continua — no sé si es nuestro derecho decirte esto pero no confíes en todo lo que dicen los Malfoy.

Amelie queda sorprendida ante aquella respuesta y sin darse cuenta ya habían subido una torre muy alta.

— Pequeña llegamos — dice Fred — para la próxima si necesitas ayuda solo búscanos — continua el pelirrojo — nos vemos mañana, adiós Amy.

Amelie se sorprende ante tal apodo que, hasta sus mejillas se tornan de un color rosado.

Sin mas, Amelie intenta entrar a la sala común y está le da un acertijo para resolver, con facilidad la Lestrange resuelve aquel enigma y entra, dándose cuenta que la sala estaba decorado con grandes sillones y una chimenea, ventanas gigantes donde se podía ver la luna en su máximo esplendor.

Fue fácil encontrar la habitación de dormir y en poco tiempo ya tenía la pijama puesta y estaba cerrando los ojos para así poder esperar otro dia.

...

Luces y Sombras en Hogwarts: El Camino de AmelieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora