Juncal
No.
Sabía que esa sería su respuesta antes incluso de formular la pregunta. Pero eso no haría que me rindiese. Papá siempre dice que soy una guerrera peleona, como él, y tiene razón. No soy de las que se da por vencida a la primera contrariedad, o a la segunda. Es más, no recuerdo muchas ocasiones en que no consiguiese lo que quería. Supongo que ser hija única y princesa, me facilita mucho esa labor.
Pero precisamente mi condición de heredera a las tres coronas era lo que me alejaba de este objetivo. No podía ir al lugar donde se encontraban los delincuentes más peligrosos de toda la Confederación. No solo terroristas, sino asesinos, saqueadores, violadores... Todos aquellos que no tienen remordimientos por sus atrocidades contra las vidas de otras personas.
Si quería acceder a la prisión había muchas maneras de hacerlo, aunque la mayoría implicaba no poder volver a salir. Al menos para alguien que no fuese yo. Podía identificarme como quién era, pero eso no me aseguraba el acceder a los prisioneros que deseaba conocer. A parte de mis padres, solo había una persona que tendría el nivel de seguridad tan alto como para darme permiso de entrada a esas instalaciones. Unthur estaba en los dominios gestionados por la corona azul, así que solo Protea, como Emir de la corona, podía servirme.
Visitar Maät en este momento, en que se suponía que estaba a años luz del sistema solar de la Confederación, requería de tacto y sobre todo de una justificación, y mi mente hiperactiva la había encontrado. Si mi identidad había sido ocultada con tanto mimo desde pequeña, ¿por qué no seguir jugando esa carta?
—Creo que ha llegado el momento de que me familiarice con mis obligaciones como heredera. —Kala alzó una ceja inquisitoria hacia mí al escuchar mis palabras.
—¿Qué quieres decir? —Podía notar como una sutil presión en mi cerebro trataba de empujar las palabras de mi mente hacia mi boca, pero no cedí. Sabía que Kala era una Reveladora, una no sujeta a las leyes de la Orden, lo que la hacía impredecible y peligrosa, sobre todo si no estabas en su bando.
—Recuerdo que mi madre me habló de que tendría que pasar por la ceremonia de herederos a la corona azul. —Kala asintió lentamente.
—Un heredero confirmado a la corona azul, desplazaría a un tercer puesto las opciones de Lady Columbia Dix Sons. —Traté de recordar quién era aquella mujer.
—¿No es una violeta? ¿Cómo podría ella postular a la corona azul?
—Su hijo tiene sangre Isse, sangre real.
—Pero sería él el que optaría a la corona, no ella.
—Apenas es un niño. Su madre actuaría como regente en su nombre hasta que alcanzase la mayoría de edad para gobernar.
—Por lo que deduzco, él no ha sido ungido como heredero de sangre real.
—No ha pasado por la ceremonia, para eso tendría que autorizarla el rey vigente, ya que según la ley, es el único que puede designar a su heredero legítimo. Pero sí que está registrado en el Templo Dorado.
Sabía lo que aquello significaba. Mamá me contó un sinfín de historias de cómo ella accedió a la corona, y entre ellas estaba su inscripción en el registro de descendientes del Templo Dorado, en Carasa. Aquel subterfugio para mantener su identidad secreta, hasta el día en que su candidatura a postulante a la corona azul fue presentada, me acompañó muchas noches en mis sueños. Por eso me pareció una gran aventura el que imitásemos aquella hazaña el día en que yo misma fui inscrita en el registro del Templo Dorado. Todavía aquel recuerdo hacía correr la adrenalina por mis venas...
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Jinetes de dragón - Estrella Errante 5
RomanceSolo hay una mujer por la que todo rojo sería capaz de entrar en batalla, la reina blanca. Pero antes que ella, está la hembra a la que se unirán de por vida, aquella sin la que no pueden vivir. Un aroma endiabladamente intenso, unos instintos prima...