Día 6 - Travesura (sin intensión de serlo)

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Cameron tenía una nueva fijación.

En la guardería les habían dado un pequeño taller de cocina, donde aprendieron a hacer galletas, por lo que Cameron estaba tratando de mejorar en sus habilidades de hornear.

Y Suguru estaba feliz de ayudarlo en eso, Satoru por su parte, solo se dedicaba a comer lo que ambos horneaban, parecía tener más hambre que de costumbre.

Sin embargo, Satoru tuvo que salir a una misión al extranjero, diciéndole a Cameron que preparará muchos postres para él y que se portará bien con su papá.

—¡Sí, mami! —dijo Cameron con felicidad— papi y yo vamos a hacer muchos pasteles para ti.

—Ese es mi niño —le respondió Satoru con una sonrisa mientras le revolvía el cabello y luego besaba con necesidad a Suguru, pegando mucho su cuerpo al de su esposo.

—Estás más cariñoso que de costumbre —Suguru se burló mientras sostenía a Satoru unos segundos más cerca de su cuerpo.

Unos cuantos besos después, Satoru se apartó, soltando unas cuantas feromonas en Suguru antes de salir de la casa.

—¡Adiós! —Satoru dijo antes de salir de la casa, Suguru frunció un poco el ceño, olfateando el olor a chocolate de su marido, parecía más empalagoso.

—¡Papi! —Cameron lo tomó de la mano con una gran sonrisa— ¿cuándo vuelve mami?

Suguru lo miró un momento antes de levantarlo en brazos.

—En unos días, peque.

(...)

Cameron insistió en invertir todo su tiempo libre, que era mucho, en hacer postres para cuando Satoru volviera.

Suguru estaba feliz de que Cameron se mostrará tan atento con Satoru, pero el niño no era el mejor organizando las cosas.

Cada vez que hacía postres, seguía necesitando ayuda para muchas cosas, aunque insistía en hacer todo lo posible por sí solo, los platos quedaban sucios, el horno hecho un desastre, el chocolate se derramaba en el piso, la mezcla de la licuadora algunas veces manchaba las paredes y la ropa de Cameron (a veces la suya propia) terminaba completamente sucia.

Y claro que Suguru era quien debía limpiar todo después de que terminará.

—Prueba esto, papi —le dijo Cameron, interrumpiendo mientras limpiaba el horno.

Suguru tomó la galleta y trato de no hacer una mueca para no desalentar a su hijo.

—¿No crees que pusiste mucho chocolate?

—No, papi, así le gustan las galletas a mami —le contesto mientras volvía a tomar la galleta de la mano de Suguru y se la metía a la boca.

—¿Cam, cuántas galletas le dejaste a Satoru?

Cameron terminó de comer mientras contaba con sus dedos.

—Ninguna.

Suguru cerró el horno, mirando la charola de galletas que estaba en la mesa de la cocina.

—¿Y cuántas galletas hiciste?

—Veinticuatro.

—¿Y te las comiste todas tú solo?

—Bueno, tenía que estar seguro de que estuvieran bien hechas, ¿no? —preguntó mientras comenzaba a dar pequeños saltos en su lugar mientras le hablaba.

Suguru se quitó los guantes, dándose cuenta de que el azúcar había sido demasiada para el pequeño, reprochándose a sí mismo por dejar que comiera tanto, aunque solo se descuidó unos minutos.

Cachorros (SuguSato omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora