Día 19 - Mascota

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Satoru caminaba con tranquilidad hacia su casa, podía llegar más rápido, sí, pero un poquito de silencio después de una misión larga nunca venía para más, incluso para él.

Aunque sus hijos y esposo debían de estar dormidos, eran las cuatro y media de la mañana después de todo, pero por lo mismo, no quería ser una molestia y despertarlos.

Las calles vacías solo con las luces de los edificios presentes, los sonidos del lugar desapareciendo por unas horas antes de reanudarse, el sonido lejano de un ruido roto, probablemente un robo, todo era relativamente tranquilo.

Dio la vuelta en una de las calles, su casa sólo a unas cuantas cuadras más, pero cuando estaba pasando por un callejón, un ruido lo hizo detenerse de repente.

Giró su cabeza hacia allá antes de acercarse y ver al pequeño gatito calicó que descansaba en el bote de basura.

—Hey —le susurro mientras metía la mano, el gatito parecía asustado, pero no con la suficiente fuerza como para huir.

Satoru lo levantó con cuidado, dándose cuenta de que, en realidad era hembra y que estaba mucho, mucho más grave de lo que parecía.

Sus ojos parecían tener una infección seria, estaba en los huesos, había sangre en sus patas, una cortada cerca de su vientre, probablemente de una pelea y seguramente no había probado agua en días.

Satoru la sostuvo contra su pecho mientras se retiraba del callejón, buscaría un veterinario abierto.

Cuando encontró uno, ingresó a la pequeña gatita para que tuviera el cuidado necesario y tuvo el impulso de regresar a ese callejón, busco por si estaba su madre o algún otro cachorro, pero no había nada.

Más tranquilo, regreso a casa para dormir dos horas antes de que sus hijos se despertarán.

(...)

Satoru pasaba a ver a la pequeña PomPom cada vez que salía del trabajo, pero ella aún no mostraba signos de mejora, su diagnóstico seguía siendo reservado, demasiado mal para tener otro más que ese.

Se había confirmado la infección, la desnutrición, la deshidratación y las medicinas parecían no servir.

Satoru se sentía desanimado, nunca fue un gran fan de los animales, pero admitía no querer que esa pequeña muriera, aunque si seguía así, lo más humano sería ponerle fin a su dolor.

(...)

Satoru se disculpó con PomPom por ser tan egoísta, una semana más, estaría una semana más en tratamiento y si no había ningún mínimo signo de mejora, le diría al veterinario que aplicará la eutanasia.

Sin embargo, tres días después, la pequeña PomPom verdaderamente comenzó a mostrar una mejora.

Subió medio kilo, que no era mucho, pero si lo suficiente teniendo en cuenta que no había logrado comer por sí misma, su deshidratación fue casi por completo eliminada y su recuperación ante la infección al fin estaba siendo visible.

—Oh, pero claro que eres una Gojo —le susurro a PomPom, quién dormía en su regazo— cuando salgas de aquí, te llevaré a casa y tendrás toda la casa para ti... Bueno, no, vas a tener que compartir con tres niños, pero te prometo que se portarán bien contigo.

(...)

—Satoru —Suguru asomó la cabeza mientras sostenía el uniforme de hechicería de Gojo— ¿Por qué hay pelo de gato en toda tu ropa?

—¿Uh? Ah, pues porque me detengo a acariciar a los gatos.

—Siempre haces eso —le dijo Suguru— y nunca se llena de tanto como ahora.

Cachorros (SuguSato omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora