Día 29 - Baño de borbujas

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El baño volvía a estar listo.

Fueron meses de reparaciones porque Suguru no quería contratar a un mono para que hiciera las cosas, así que tuvieron que hacerlo ellos con el poco tiempo libre que tenían.

Fue más difícil de lo esperado, pero el resultado fue perfecto, se parecía al que tenían antes.

Los niños si parecían estar un poco tristes con el castigo, pero no se quejaron, ya que sabían que está vez, si habían pasado una línea, incluso si fue de una manera accidental.

Faltaban cuatro días para que su castigo terminará, así que estaban comportándose lo mejor posible para no recibir otro castigo.

Aunque sería raro, a los dos días de castigo parecía que Satoru y Suguru querían quitarlo, pero se mantuvieron firmes con ello.

(...)

Su castigo había terminado hace mucho, pero ellos siguieron sintiéndose mal por lo que habían ocasionado.

Ese día le llamaron a las gemelas, que estaban de visita una vez más en Japón, preguntando si podían quedarse con ellas por esa noche.

Cuando les dijeron que no había problema, rápidamente prepararon su disculpa, al menos, lo que ellos pensaban que estaría bien para sus papás: una relajante noche sin ellos.

Vamos, sabían que los amaban, pero de vez en cuando, les gustaría darles "un día libre" a sus papás, así que lo prepararon todo.

Cameron preparo un pastel, mitad de chocolate y mitad de vainilla junto a fresas cubiertas de chocolate que había visto en internet.

Connor encontró flores bonitas de camino a casa y las puso el un florero.

Y Asher, bueno... Él tenía solo cuatro años, no podían pedirle mucho.

(...)

Cuando llegó la noche, las gemelas llegaron por los niños.

—Mimiko, Nanako, no sabía que vendrían.

Las gemelas se separaron con suavidad del abrazo de Suguru para sonreírle.

—Venimos por los niños, se quedarán con nosotros está noche.

—Aunque pensé que ustedes lo sabían.

—No —Suguru frunció el ceño— no nos dijeron que querían ir con ustedes.

—Adiós, mami, ¡Te quiero mucho! ¡No me olvides o me voy a poner triste! —le decía Asher a Satoru, colgado de su pierna aunque Satoru estaba caminando, Connor colgado de su brazo.

—¿Suguru? ¿Por qué los niños están diciendo qué se van a ir?

—Nos vamos a quedar está noche con Mimi y Nana —les dijo Cameron con una gran sonrisa.

—¿Pero por qué?

—¡Para que tengan una cita! —Asher informó con felicidad.

—¿Una cita? ¿Quién? ¿Satoru y yo?

—Sí, papi —le dijo Connor con una sonrisa— porque han estado trabajando muy duro y merecen un descanso.

(...)

Satoru y Suguru sonrieron, abrazando a sus niños antes de que salieran de la casa con sus hermanas.

El silencio reino la casa un rato, solo sentados en el sofá sin saber realmente que más hacer, hasta que el reloj del horno se escuchó y ambos sacaron el pastel que Cameron había preparado.

Cachorros (SuguSato omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora