Capítulo 3

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Encuentros♤

Céline

Me acerco y veo la cabellera café rojiza, los ojos grandes y verdes con toques azules se impactan con los míos, su mirada es serena, tal y como su color lo indica son como aguas mansas.

Tiene pecas en su nariz y mejillas, busco en su rostro algún indicio de su padre pero no encuentro nada, ni sus ojos, es idéntico a ella, tenso la mandíbula recordando la verdad que ambos sabemos y aún así lo dejo vivo.

— hola — le cuesta pronunciar la palabra, es más pequeño de tamaño y edad, su voz es linda, me quedo muda solo lo observo.

— hola — mi voz sale rasposa. Al final de tanto.

me observa con atención — es muy hermosa — dice señalando la estatua.

No digo nada — se parece a usted — me giro, no puedo, no puedo con eso — a mi papá le gusta venir todos los días aquí — la confesión hace que detenga el paso.

No, no es la confesión, eso no es lo que me detiene, es que lo deje decirle papá eso es lo que me detiene, mis hijos no tuvieron esa oportunidad y el... el... el sin motivo alguno lo hace.

Me giro, abruptamente y me paralizó cuando veo la figura de cabello castaño, sus ojos verdes esmeralda se impactan con los míos esa mirada intensa y llena de misterio me deja muda, un escalofrío me recorre.

Sus facciones perfectas, es idéntico a su padre, Dalton me ve y se queda de pie junto a la banca, dije que nunca más me iba a poner de rodillas por un Wolf y menos llorar, pero Dalton me recuerda a Dimitry.

Abro los brazos y el niño camina despacio hacia mi, las lágrimas caen, sonrió cuando se aferra a mi cuello sus bracitos, sollozo con fuerza sosteniendo su cabeza, el pequeño se aleja y limpia mis mejillas.

— tía Celi — me quiebro y lloro con fuerza me siento culpable por dejarlo sin madre y sin padre, por que ambas muertes estuvieron en mis manos y no hice nada por ellos.

— Dalton — le digo entre sollozos.

— no llores tía — su calida palma toca mi mejilla.

— eres hermoso mi angel —  sonríe.

— soy un Wolf tía — me río ante su comentario.

— cierto eres hijo de uno de los Wolf que si valía la pena — lo último lo susurro — pero... ¿como es que sabes de mi?.

— tía Miranda, abu y Tete no dejan de hablarme de ti — habla muy bien, sonrió por que ya se quien es el culpable.

— no me digas, ¿Nicolaí te hace estudiar por horas? — asiente.

Me pongo de pie y acaricio su mejilla, no puedo evitarlo y lo tomó en brazos.

— ¡Ian! — esa voz... llega a mis oídos, cierro los ojos y dejo a Dalton en el suelo, acaricio su mejilla y le doy un beso.

— promete que no dirás nada — me ve y asiente.

Camino hacia uno de los pasillos contrarios, veo la melena larga de Dulce, ruedo los ojos al ver el vestuario tan similar pantalón holgado rojo y una blusa de encaje roja — claro, si no eres una copia mía solo lo aburrirías.

Una Melodía Mortal (+21)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora