Capitulo III

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Corazón roto

Llevo 2 semanas tratando de evitar todo lo posible a Artem, algunos días lo consigo pero hoy no es uno de esos días, llevo desde la mañana viéndolo, parece que se está escondiendo de algo o de alguien.

No creí que fuera necesario preguntarle pero la curiosidad pudo más que yo.

— ¿Todo está bien?

— Sí, ¿Por qué lo preguntas?

— Porque desde la mañana parece que estás evitando a alguien o algo.

— Vale te lo voy a contar pero jurame que no se lo dirás a nadie.

— Tan malo es — dije con burla.

— ¡Solo juralo!

— Está bien lo juro.

— Me estoy escondiendo de Shayla.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Porque me dijo que hoy me iba a contar algo importante, pero lo único que me dio en la mañana fue está carta.

— ¿Puedo verla?

— Claro.

Ahí estaba la carta, seguía en su sobre con un pequeño sello, no sabía que Shayla decoraba así las cartas pero eso no fue lo que me llamo la atención, pedía que la leyera una semana después de su entrega y parecía tener lágrimas en el sobre.

— ¿Te dijo algo más cuando te la dio?

— Solo me pidió que la leyera una semana después de que me la entregará — lo supuse.

— ¿Crees que sea algo importante?

— No creo…

— Nos vemos hoy en el parque a las 4, ¿Entendido, Artem? — dije porque aunque él no quisiera tenía que saber que había en la carta.

— Claro.

Sonó el timbre para entrar a los salones, durante un largo rato me quedé pensando en, ¿Por qué Shayla le había dado esa carta a Artem?, ¿Para qué?, ellos ya habían terminado o no.

Me sumergí en una gran cantidad de pensamientos cosa que no fue nada buena porque recordé aquel sueño el cual era el motivo de porque ya no queria ver a Artem y del porque lo estaba evitando.

★★★

Eran las 4:00 de la tarde y justo como se lo pedí él estaba ahí, traía consigo la carta así que no había ningún problema.

— La carta — pedí.

— Aquí está — dijo mostrándome el sobre que traía consigo.

— Dámela — dije para luego extender mi mano para tomar la carta, ambos necesitábamos ver el contenido de esa carta.

— ¿Para qué la quieres? — no era obvio.

— Solo entregamela.

— Toda tuya.

Comencé a abrir el sobre y cuando termine de abrirlo me encontré con la carta, necesitaba su permiso para leerla por lo que eso fue lo que le pregunté.

— ¿Puedo leerla?

— No hay problema, pero leela en voz alta quiero escuchar.

— Vale, dice:

Querido Artem, se que terminamos hace una semana, dudo que regresemos en algún momento de nuestras vidas pero en esta carta voy a plasmar todo lo que siento y porque hice lo que hice.

El parque de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora