Capitulo IX

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Mi gran amor.

Había pasado un mes desde la pelea con la mamá de Artem, ninguno de los dos se volvió a ver pero ella seguía llamándolo para intentar convencerlo.

— Auritz, creo que hoy va a llover.

— ¿Crees?

— Corrijo va a llover.

— ¿No íbamos a ir de compras?

— Cierto, ¿Crees que llueva en lo que vamos?

— No creo.

— Entonces vamos.

Salimos de la casa y subimos al auto pues si algo nos habían dejado era eso, dijeron que era por si volvía o si tenía alguna urgencia.

El supermercado no estaba lejos pero tardamos más de una hora comprando todo y justo cuando salimos ya estaba lloviendo, no era unas gotas literalmente estaba lloviendo, que digo lloviendo se estaba cayendo el cielo.

— ¿Qué tan lejos está el auto?

— A unos 10 minutos pequeño.

— Vale, tendremos que mojarnos un poco.

— Entonces corre y llegaremos más rápido.

Me tomo de la muñeca mientras que con la otra sostenía algunas bolsas y corrimos, al llegar al auto antes de subir Artem me giró hacia él.

— Y si cumplimos otra cosa de la lista.

— ¿Qué cosa?

— Ya verás.

Me tomo de la cintura y me acerco a él, ambos estábamos en medio de la lluvia mojandonos más de lo que estábamos y así bajo la lluvia nos besamos de forma lenta pero como todos nuestros besos acabo siendo más desesperado.

Ambos nos necesitabamos en ese momento, así pasará una eternidad nunca dejaría de sentir lo que él me hacía sentir, nunca dejaría de amarlo tanto.

Nos separamos y nos miramos a los ojos mientras recuperabamos la respiración, a ambos nos escurría el cabello y aunque quería besarlo más tiempo nos estábamos mojando y nos podríamos enfermar.

— Artem hay que entrar al auto…

No me dejó terminar pues me volvió a besar, al parecer pensaba lo mismo que yo pero aún así no podríamos seguir con esto.

— Entremos — dije separándome de él para entrar al auto y que él hiciera lo mismo.

De nuevo su celular comenzó a sonar y ambos sabíamos quién era, era esa horrible mujer a la que él tiene que llamar mamá.

— Contesta por favor, pequeño.

Descolgue la llamada y puse el altavoz para que él pudiera escuchar mientras manejaba.

Se puede saber, ¿Por qué se estaban besando en público como si no hubiera nadie?

— ¿Quién te dijo eso?

Un chico llamado Daren pero no importa quien fue, ¿Qué estaban haciendo?

— Solo fue un beso.

— Dos — dije sin recordar que ella estaba escuchando.

— Mejor no hables no estás ayudando.

— Ups.

Ves, fueron dos besos en los que casi se comen.

— No exageres.

— Es que no está exagerando

El parque de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora