El parque de las mariposas

Capitulo XII

Navidad.

Faltaban 3 días para Navidad, Artem y yo estábamos haciendo las compras para la cena que íbamos a preparar, bueno que él iba a preparar porque yo no sé hacerla.

— Falta mucho para irnos.

— De verdad que no tienes paciencia, pequeño.

— La que se necesita en cada situación.

— Ya casi terminamos.

— Vale, ¿Podemos comprar chocolate?

— ¿Para qué?

— ¿Podemos o no?

— Claro pequeño.

No me dijo dos veces porque en seguida fui a buscar dos tabletas de chocolate, cuando regrese ya íbamos a pagar porque ya teníamos todo lo de la lista.

— ¿Ya es todo?

— Si pequeño, ya nos vamos a ir.

Cuando íbamos a pagar una señora que estaba al frente de nosotros se giró y creo que Artem la conocía bien pero yo no.

— Hola Artem, ¿Qué haces aquí?

— Vine a celebrar Navidad.

— Y Catherine, ¿Dónde está?

— Ella no vino.

— Viniste solo, tú mejor que nadie sabes que no me gusta que vengas solo.

— No vine solo, vine con mi pareja.

— Me imagino que a Catherine no le gustó mucho.

— Imaginas bien, mi madre no lo quiere ni ver.

— ¿Por qué?

— Porque no es una mujer.

— Me imagino que ese chico que está a tu lado.

— Es él, te lo presento es Auritz.

— Un gusto Auritz, me presento soy Kenya.

— Mucho gusto.

— No tienes mal gusto Artem, esté chico es precioso.

— Ni que lo digas.

— Por cierto, ¿Cómo van con la boda?

— ¿Qué boda?

— Bueno es que por el anillo que trae el chico supongo que se van a casar, además dudo que te quieras casar con Adhara.

— A claro, si nos casaremos pero cuando estemos lejos de mi madre.

— Ella no los quiere ver juntos, ¿No es así?

— Estás en lo correcto, ella no lo odia pero no quiere que sea mi pareja por eso no sabe del compromiso.

— Ya se enterará, mientras tanto disfruten.

— Claro Kenya.

— Nos vemos chicos.

— Nos vemos.

Ella se alejo y yo seguía sin conocerla bien del todo pero aún así me agradaba.

— ¿De dónde se conocen Artem?

— He venido aquí muchas veces, ella es la esposa del dueño de la cabaña, a veces me escapaba de casa para venir aquí.

— Vale.

— ¿Tiene sentido para ti?

— Si.

Pagamos las cosas y salimos del supermercado, aquí no teníamos el auto para que nos llevará por lo que íbamos a pie con el frío que hacía.