Capitulo XIX

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Regalos (parte 2)

Se acercaba la primavera, era mi época favorita del año, ver cómo en esa estación todas las cosas comenzaban a florecer.

El parque se llenaba de flores, aunque no recuerde muchas cosas de mi infancia podía recordar las que me hicieron feliz.

Estaba caminando tranquilo por el parque hasta llegar al árbol en el que nos sentamos Artem y yo justo dónde vi la mariposa azul, escuché que alguien se acercaba y sabía perfectamente quién era porque llevaba semanas intentando asustarme.

— Ya se que estás ahí.

— Siempre me escuchas, ¿Cierto, pequeño?

— Siempre, ¿Por qué quieres hacer eso?

— Porque recordé la vez que me asustaste cuando yo estaba sentado en este árbol.

— Eso fue hace mucho.

— Aún así quiero mi venganza.

Hace poco había recordado algunas cosas más, me alegraba por él pero quería que olvidará las peleas con Catherine aunque fuera un día.

Se que no las puede olvidar porque siempre han existido, por lo que tengo entendido siempre se han llevado mal.

— ¿Has recordado algo más?

— No, pero hace tiempo quiero preguntarte una cosa.

— ¿Qué cosa?

— ¿Por qué tengo este tatuaje? — dijo mostrándome su brazo — ¿Y con quién lo comparto?

— Lo tienes porque un día te peleaste con Catherine y tuvimos que escapar de ella, me llevaste con Jane, trabaja en un estudio de tatuaje y la respuesta a tú pregunta sobre con quién lo compartes, conmigo — dije mostrándole el tatuaje que yo tenía que era igual al que él tenía.

— ¿Por qué mariposas?

— Por el día en que nos conocimos.

— ¿Cómo nos conocimos?

— Tú estabas en el parque con Shayla, me diste curiosidad y me acerque a hablarte, estabas rodeado de mariposas, ¿Algo más?

— Un beso pero ya se que tu respuesta es un no, así que nada más.

— ¿Qué tal qué cambió de opinión?

— ¿Lo harías? — dijo acercándose a mi.

— Posiblemente.

— Entonces, ¿Te puedo besar?

— Claro que puedes.

Se acercó más a mi y junto sus labios con los míos, seguimos así hasta que necesitamos oxígeno, necesitábamos respirar.

— Era un beso, no que me comieras la boca — dije entre jadeos.

— Un beso es un beso — me contestó de igual manera.

Mientras recuperabamos la respiración Artem junto su frente con la mía, no había nada que me hiciera más feliz que tenerlo a mi lado.

— ¿Otro?

— Ni muerto.

— Por favor.

— No.

— Anda di que sí, ¿Sí? — como no veía respuesta afirmativa hablo de nuevo — ya ni modo.

Dijo dándome otro beso, aunque me niegue él lo sigue haciendo, es su forma de ser y me alegro.

— ¿Te gusta la primavera, pequeño?

El parque de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora