Capitulo VIII

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La belleza del amor.

Artem y yo llevábamos un mes juntos y yo ya sentía que podría amarlo toda la vida, tal vez solo me estaba ilusionando de más con él, tal vez esto podría terminar pero por ahora era feliz con él.

— ¿En qué piensas pequeño?

— En lo mucho que te amo.

— Sabes pequeño, debería conseguir un trabajo.

— ¿No le has vuelto a hablar a tus padres?

— No pequeño, ellos saben lo que hicieron.

— Lo se, pero aún así creo que deberías volver a hablarles.

— Para volver a hablarles debemos terminar.

— ¿Y si les mientes?

— Créeme pequeño, no funcionará.

— Lo sé, solo no me gusta verte peleado con ellos.

— No es la primera vez ni la última.

— Pero…

— Solo calla, mi niño.

Me beso, fue corto pero no importaba, durante el último mes me había empezado a llamar de más formas, aunque no era secreto que no me importaba como me llamara si era él.

Daren no me volvió a molestar pero aún así seguía coqueteandome cada vez que podía y sabía que no se iba a rendir tan fácil.

— Artem, ¿De qué piensas trabajar?

— No lo se, tal vez de camarero.

— Es una opción.

— Pero te dejaría toda la tarde.

— Lo sé pero si es lo que quieres está bien.

— Vale, entonces mañana comienzo a buscar un trabajo.

Estábamos sentados en el sofá, bueno solo él porque yo estaba acostado con la cabeza en sus piernas, era feliz aunque fuera un momento.

— Artem, ¿Te puedo preguntar una cosa?

— Ya me hiciste una pregunta — ignore su respuesta y le hice la verdadera pregunta.

— ¿Cuando es tu cumpleaños?

— ¿No lo sabes?

— No.

— Mi cumpleaños es el 14 de Marzo, ¿Cuando es el tuyo, pequeño?

— El 10 de Abril.

— Casi un mes después.

— Eso parece.

Quería guardar todos los momentos que vivía con Artem, quería que fueran permanentes pero nada es para siempre y todo tiene que terminar tarde o temprano.

— Auritz, he tomado una decisión.

— ¿Qué decisión?

— Sobre si mudarme o no.

— ¿Qué decidiste?

— No me voy a ir.

— ¿Por qué?

— Si me voy ya no te volveré a ver, nos tendríamos que separar, además encontré el motivo de mi felicidad aquí, ya no tengo la necesidad de irme.

— ¿En serio? — dije con emoción.

— Te lo juro pequeño, solo me quedo por ti, porque te amo y te seguiré amando por siempre.

El parque de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora