Capitulo XXIV

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Sorpresas

Acabamos de llegar del vuelo, quería ir a casa primero pero Artem me dijo que no iríamos a casa, o bueno eso es lo que había dicho hasta que recordó que el auto se había quedado en casa de sus padres.

— Esto es lo que haremos, iremos a casa de mis padres, después de conseguir el auto iremos al lago, no vamos a desempacar ni nada, te tengo una sorpresa.

— Pero que se supone que vamos a hacer en el lago con las maletas y sin haber llevado otra ropa.

— Ya me encargue de todo.

Tomamos un taxi el cuál nos llevaba directo a la casa de Catherine, al llegar ella fue la que nos abrió y tenía una sonrisa en el rostro.

— Hola hijo, ya sé por qué vienen, todo lo que nos pediste ya está en el auto así que puedes ir por el e irte.

— Te dejo un rato con mi mamá yo iré por el auto — en cuanto se fue directo al garaje me gire a ver a Catherine.

— ¿Le puedo preguntar algo?

— Claro, cielo.

— ¿Sabe que es lo que va a pasar?

— ¿Cómo?, aún no te lo ha dicho, ya lo sabrás en su momento, espero y te guste no sabes lo que Artem se estreso.

— Sigo sin entender.

— Hablando de él, ya está ahí ve y disfruta la sorpresa.

— Lo haré, gracias.

Fui directo al auto donde había algunas maletas aparte de las que ya traíamos, subí en el lado del copiloto y el viaje comenzó.

— No me piensas decir a dónde vamos.

— Ya lo sabes, iremos al lago.

— ¿Qué se supone que vamos a hacer en un lago?

— ¿Por qué?

— Llevamos maletas pero no recuerdo haber visto alguna vez en el lago alguna cabaña o casa donde pudiéramos quedarnos.

— No importa, podemos acampar.

— Si y de seguro con ropa vamos a armar una tienda de campaña.

— ¿Por qué estás tan seguro de que hay ropa en esas maletas?

— ¿Qué más podrías guardar en una maleta?

— ¡Más cosas!, no solo se puede guardar ropa.

— Si claro, esto se pone sospechoso, no me piensas secuestrar, ¿O si?

— Yo nunca haría eso, ya te lo dije te gusta ser libre y si eso te hace feliz no tengo porque privarte de tu libertad.

— Es que me confundí, primero hablas con Dorian sobre una cabaña, creí que era para su luna de miel… — me callé de repente.

— ¿Quién te dijo eso?

— Adhara, pero ya no se que creer.

El parque de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora