Capitulo XXIII

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Boda, regalos y amor.

Estábamos en el centro comercial para comprar dos trajes porque como buenas personas que recuerdan todo olvidaron que tenían una boda a la que asistir y no habían comprado nada, lo se somos despistados.

— Te dije que teníamos que comprar las cosas pero no el señorito se creía el que todo recordaba y miramos ahora, estamos a dos días de la boda y apenas estamos comprando las cosas — lo reprendí.

— Ya te dije que se me olvidó, además solo ha sido una vez.

— Pues yo recuerdo más, ve por los trajes que ya los había encargado desde antes y que solo tienes que recoger además de dar el pago final.

— Ya voy, ¿Y tú qué vas a hacer?

— Voy por el regalo, pero ve ahora que se te olvida.

— Nos vemos aquí cuando termines.

— Claro, chao.

Me despedí de él y fui directo a la tienda en la que hace una semana más o menos habíamos ido para pedir que enmarcaran la foto de los novios, (Adhara y Dorian), la verdadera pregunta es como la conseguimos, fácil, Daren la consiguio y no la trajo para hacer el regalo.

— Buenas tardes disculpe, ¿Ya está lista la foto que mandamos enmarcar hace una semana?

— Buenas tardes joven, ¿Usted es el que nos trajo la foto de una pareja?, me podría mostrar la nota que le dimos.

— Por supuesto, aquí está — dije extendiedole la hoja en la que la información de la foto estaba junto a un número que era para que la encontráran más rápido.

— Sigame por aquí, ¿Quiénes son los de la foto?, ¿Algunos amigos?

— Podría decirse que la novia es amiga mía, el novio es amigo de mi pareja.

— ¿Y no se llevan bien entre ustedes?

— Hace meses que conocimos a la novia, el novio lo conocí hace poco pero al parecer es un amigo de la infancia de mi pareja.

— Entonces no veo problema, aquí está su cuadro.

— Gracias — ya habíamos pagado por el así que salí de la tienda no sin antes despedirme del encargado, el cuadro había quedado hermoso.

El marco era de madera con un diseño hermoso, la foto estába bajo el cristal y en ella se veía a la joven pareja los cuales se miraban con amor, ambos se miraban como si la persona que estaba a lado suyo fuera la única en el mundo.

— Listo ya está el marco, ¿Quieres regalarles algo más?

— Ya veré en la boda, vamos a casa, pequeño.

— Claro.

Comenzamos a caminar en dirección a casa, no solo teníamos que estar listos para el día de la boda sino que mañana tendríamos que viajar para llegar a un hotel en la playa donde nos hospedariamos porque a los novios se les ocurrió la brillamte idea de que sería hermoso casarse en la playa.

— ¿Ya tienes la maleta lista, Artem?

— Si, pequeño, ahora solo falta ver dónde acomodamos los trajes.

— ¿Cuántas cosas metiste en esa maleta?

— Llegando a casa te darás cuenta.

Al llegar a casa vi que la maleta estaba en la sala, era una maleta grande por lo que no vi problema en que los trajes cupieran ahí.

— Dime qué no traes equipaje para un mes.

— No, bueno si, es por si necesitamos algo.

— Cariño, solo vamos por dos días no necesitamos tantas cosas — descubrí que llamándolo cariño era fácil de manipular por así decirlo.

El parque de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora