CUESTIONALO, SI TE ATREVES

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Le debemos a Lake la vida.

Testimonio de los Supervivientes de la Masacre de Tipiskaw.

...

P.O.V. LILL

No puedo dormir. Es extraño. Nunca antes cuando iba a acampar con mis niñas me habían sucedido. ¿Quizás es que no quede mucho para que esta loca aventura termine?

<Se realista, Lill. Tu sabes bien porque estás así>

Ese sueño que tuve se repite una y otra vez en mi mente. No me deja concentrarme ni dormir bien. Miro a mis nuevos compañeros de equipo y envidio la fácil que están durmiendo.

Lentamente, y tratando de no hacer ruido, me levanto y salgo de la carpa. La brisa fresca choca contra mi rostro y mueve mi ropa. Me abrazo a mi misma para evitar tener tanto frío.

Las noches aquí si que son frías. Y también algo aterradoras. El bosque es oscuro, enorme y, estoy totalmente segura, inseguro. Cierro los ojos, y trato de oír el típico croar de las ranas, el ulular de los búhos y el aullar de los lobos. Pero no oí nada.

Extrañada, abro los ojos nuevamente y enarco una ceja. En un lugar tan grande como es Tipiskaw, lo que más debería encontrar son animales.

-Que raro...

Nunca antes me había percatado de esta ausencia de fauna. Entre nuevamente a la tienda, agarré un abrigo de lana y comencé a caminar al bosque. Observaba todo con curiosidad y algo de miedo. Más de una vez estuve a punto de tropezar con una raíz que sobresalía o de chocar contra un árbol.

A lo lejos, vi algo que me extrañó: un claro, pequeño, pero iluminado. Aún así, prefería estar ahí antes que internada en el bosque.

En medio de aquel claro, había una mujer que me resultaba vagamente familiar. Cabello negro y algo largo, de un cuerpo bastante voluptuoso y ligeramente alta. Se llevó la mano derecha a su boca, y a los segundos, salió humo de ahí mismo. Seguramente estaba fumando.

Se dio vuelta, y yo me sobresalté. Sus ojos eran como dos pozos de oscuridad, que no reflejaban ninguna clase de emoción. En su cintura, pude ver que llevaba un cuchillo especialmente grande.

-Oh, viniste- dijo, como si me hubiera pedido hacerlo-. Honestamente, aunque podía pasar, creía que sería otra persona la que viniera.

Se llevo el cigarrillo a su boca, expulsó una calada de humo, y luego... sucedió algo muy raro. De su mano derecha comenzó a manar una extraña sustancia negra, la cual desintegró por completo el cigarrillo.

-Debes estar confundida. Nunca te he visto.

-Aja. Lill, ¿Acaso no viniste acá precisamente porque no podías dormir por el sueño que tuviste?

Sentí mi corazón acelerado. Di un paso hacia atrás cuando me di cuenta que sí que conocía a aquella chica. Apareció precisamente en ese sueño que tuve, en ese lugar tan raro y nauseabundo.

-Tú... entonces...

-Lastimosamente, Lill, no puedo contarte mucho. Estoy restringida. Sin embargo, puedo decirte que esos cuatro van a necesitar tu ayuda. No necesariamente una ayuda física, pero si un apoyo psicológico.

Oportunidad Única (OU #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora