Capítulo 9

1.1K 63 7
                                    

El sol de Barcelona caía fuerte sobre el circuito, se notaba que ya estábamos en verano y que estos en España eran verdaderamente calientes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol de Barcelona caía fuerte sobre el circuito, se notaba que ya estábamos en verano y que estos en España eran verdaderamente calientes. Caminaba con el mono por mi cintura mientras me dirigía a mi box. La carrera comenzaba en una hora y tenía que acabar de prepararme.

Mientras me acercaba al box, sentí la adrenalina correr por mis venas. Hoy era el día de la carrera, el momento en que todo el trabajo duro y la preparación se pondrían a prueba en la pista. Sabía que tenía que estar en mi mejor momento si quería tener alguna posibilidad de alcanzar la victoria y aumentar mi distancia en el mundial.

Al entrar en el box, fui recibido por mi ingeniero de pista, quien rápidamente me llamó para revisar algunos datos clave. 

—¿Listo? —me preguntó.

—Como siempre.

Mientras me preparaba, dejé que la concentración se apoderara de mí. En ese momento, no había lugar para distracciones ni dudas. Solo estaba yo, el coche, la pista y los otros diecinueve pilotos que lucharían por la victoria.

El sol abrasador de Barcelona nos golpeaba mientras nos alineábamos en la parrilla de salida. Mis manos sudorosas se aferraban al volante, sintiendo la mezcla de nervios y emoción que siempre precedía a una carrera. 

Cuando las luces se apagaron y la carrera comenzó, el rugido de los motores se mezcló con la palpitante emoción que llenaba el aire. Apreté el acelerador con fuerza, dejando que la adrenalina me impulsara hacia adelante.

Cada vuelta parecía una montaña rusa. Había momentos de pura euforia cuando lograba adelantar a un rival o superar un obstáculo en la pista. Pero también había momentos de tensión y frustración cuando las cosas no salían según lo planeado, cuando un pequeño error podía significar la diferencia entre la gloria y el fracaso.

A medida que la carrera avanzaba, sentía el agotamiento acumulándose en mi cuerpo, el calor sofocante y el esfuerzo físico comenzaban a hacer mella en mí. Pero cada vez que pensaba en rendirme, recordaba el sueño que me había llevado hasta aquí.

Y así, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho y los músculos ardiendo de fatiga, luché cada vuelta, cada curva, hasta que finalmente vi la bandera a cuadros ondeando en el horizonte. Cruce la línea de meta con una mezcla de alegría y alivio, saboreando la dulce satisfacción de la victoria.

Subir al podio fue una sensación indescriptible. Mientras me dirigía hacia allí, sentía la euforia y el orgullo mezclándose en mi interior. Los aplausos y los gritos de los aficionados resonaban en mis oídos, alimentando mi emoción mientras levantaba los brazos en señal de victoria.

RED LOVE - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora