Capítulo 38

712 50 4
                                    

Desde el momento en el que me quedé embarazada de Juliette siempre había sabido que quería que tuviera un hermano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde el momento en el que me quedé embarazada de Juliette siempre había sabido que quería que tuviera un hermano. Yo no lo había tenido hasta años después, cuando ya era mayor, y, siendo completamente sincera, no he podido experimentar esa conexión cercana de hermanos.

Pero Brandon y Alex si han tenido esa oportunidad. Cada vez que los veo, ya sea peleándose, haciendo tonterías o simplemente jugando, capto esa conexión especial que solo los hermanos pueden tener. Es como si hubiera un vínculo invisible entre ellos, un lazo de sangre y complicidad que los une de una manera única.

Ahí estaba yo, sentada en la tapa del lavabo, mirando fijamente la caja de tampones que había estado acumulando polvo durante más tiempo del necesario. Y es que cuando tienes un retraso, esos tampones parecen más un adorno que una necesidad.

Me quedé ahí, balanceando las piernas mientras trataba de convencerme a mí misma de que este retraso tenía que ser solo por estrés. Quiero decir, ¿qué más podría ser? 

He estado trabajando como una loca últimamente, lidiando con el trabajo, Juliette y el accidente de Charles. Es obvio que mi cuerpo simplemente está reaccionando a toda esa presión.

Así que me digo a mí misma: "Relájate, Bianca. No es nada. Solo respira hondo y deja que todo se calme". Pero por dentro, sabía que no podía evitar sentir un poco de nerviosismo por lo que este retraso podría significar. 

—¿Todo bien? —escucho desde fuera del baño.

Me sobresalto un poco, provocando que la caja se caiga de mi mano y algunos tampones se esparzan por el suelo. Mierda. Me apresuro a recogerlos y los guardo de nuevo en su sitio.

—Si, todo bien —salgo y cierro la puerta detrás de mi—. ¿Por qué no iba a estarlo?

Me pongo de puntillas y le doy un beso en los labios a Charles.

Ha pasado casi un mes y medio desde el accidente y ya está mucho mejor. Por razones obvias, no pudo acabar la temporada, pero eso no le pareció importarle en lo más mínimo. Total, ya había ganado el campeonato del mundo.

Después de nuestro breve intercambio de besos, me mira con una sonrisa cálida y preocupada al mismo tiempo. Puedo ver la curiosidad reflejada en sus ojos mientras me observa, y sé que no puedo ocultarle nada. Al menos no por mucho tiempo

—¿Seguro que estás bien? —pregunta—. Pareces un poco nerviosa.

—Sí, sí, estoy bien, cariño. Solo un poco cansada, supongo.

RED LOVE - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora