—No.
—Sí.
—No.
—Sí.
—Sí.
—No.
—Genial, no vienes —digo por fin.
—¡¿Qué?! ¡Oye, eso es trampa! —escucho como me sigue hasta nuestra habitación, donde tengo la maleta casi acaba de hacer.
Hace un mes que nos hemos mudado a nuestra nueva casa, en Mónaco. Más bien era un ático, de dos plantas y con piscina en la terraza de arriba.
El apartamento era amplio y luminoso, con grandes ventanales que ofrecían vistas impresionantes del puerto y del azul intenso del Mediterráneo. Desde la terraza de arriba, podíamos ver los yates que navegaban en el puerto con el sol reflejándose en el agua.
Pero ahora el tema era otro.
—¡Es Monza! —se queja, como si fuera niña pequeña.
Hablando de niñas pequeñas, Juliette nos mira atenta con sus grandes ojos marrones abiertos.
—¡Como si es Monzo! —cierro la maleta, un poco mosqueado ya.
Llevamos "discutiendo" una hora. Mas concretamente desde que que Bianca apareció en el comedor con su maleta rosa pequeña y una mochila para Juliette.
—Te quedan dos meses para dar a luz —hago el número con mis dedos—. Dos.
—Ya lo sé.
—Sí, claro que ya lo sabes, pero aún así insistes en venir.
—Es mi carrera favorita.
—Vale, perfecto, ven. Así, cuando esté por la mitad de la carrera, me encantará escuchar cómo mi ingeniero me dice: "Tienes a Verstappen pisándote los talones. Oh, por cierto, tu mujer está dando a luz".
Bianca me lanza una mirada molesta mientras se ajusta la mochila de Juliette.
—No es gracioso.
—Lo siento, amor, pero tienes que admitir que es un poco... arriesgado.
—Pero no me va a pasar nada, y tampoco va a nacer el bebé de la noche a la mañana.
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RED LOVE - CHARLES LECLERC
Hayran KurguA medida que el cumpleaños de Alex se acerca, Bianca siente el peso del regreso a Mónaco después de cuatro años. Es un viaje que no esperaba hacer, pero la vida la ha llevado de vuelta a su tierra natal, donde vivió momentos de felicidad y dolor. Fu...