Capítulo 28

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Ver a Bianca a mi lado, un poco pasada de copas y con un rubor travieso en sus mejillas, mientras desliza su mano bajo mi camiseta para acariciar mi abdomen, enciende una chispa dentro de mí. Una chispa que he estado conteniendo todo el día, observando cómo se desvive por Juliette y pensando en la posibilidad de un futuro juntos, con nuestra propia familia.

Sus caricias, provocativas y juguetonas, junto con su mirada ardiente, despiertan en mí un deseo irrefrenable. Anhelo perderme en ella, en su calor, en su pasión sin límites. Quiero sentir su piel contra la mía, sus labios devorándome, su aliento agitado en mi oído, como una melodía sensual que me llama hacia ella.

Así que decido no contenerme más. Con un impulso me inclino hacia ella, atrapando sus labios con los míos en un beso. Sus labios responden con fervor, como si estuvieran ansiosos por el contacto tanto como los míos. 

—Te deseo más de lo que puedes imaginar, Bianca.

—Entonces fóllame como tu sabes.

Mis manos se deslizan por su cuerpo como si estuvieran programadas para ello, y la llevo hacia la habitación con una urgencia que solo ella puede despertar en mí.

La desnudo con lentitud, saboreando cada centímetro de su piel con mis manos y mi boca. Cada gemido que escapa de sus labios me impulsa a seguir, a llevarla al límite y más allá.

La tiro suavemente sobre la cama y me acerco a ella con una determinación feroz.

Mis manos recorren su piel, suave y cálida, mientras la observo con avidez. 

Y entonces lo siento, el húmedo y delicioso calor entre sus piernas. Me hace gruñir de deseo, saber que ella está tan ansiosa como yo. Mis dedos exploran esa humedad, provocando gemidos aún más intensos de su parte.

—Mierda, estás tan mojada —digo con voz ronca, incapaz de contener mi excitación.

Ella sonríe, sus ojos brillando con un deseo igualmente ardiente.

—Es todo por ti, cariño —susurra, con la voz cargada de lujuria.

Con un gruñido animal, me lanzo hacia ella, incapaz de resistirme por más tiempo. Nuestros cuerpos chocan con fuerza, y puedo sentir su calor envolviéndome, incendiando cada célula de mi ser.

Bianca arquea la espalda, recibiendo mi embestida con un gemido de puro éxtasis. Nuestras pieles se funden en un movimiento desenfrenado, como dos fuerzas de la naturaleza convergiendo en una explosión de placer.

Cada embestida es más intensa que la anterior, cada roce nos lleva más cerca del borde del abismo. Mis manos se aferran a su cintura con fuerza, como si temiera perderla en medio de esta tormenta de deseo.

—¡Joder, Bianca! —grito su nombre mientras la embisto una y otra vez, entregándome por completo a la pasión que nos consume.

Ella responde con gemidos y susurros incoherentes, sus uñas arañando mi espalda.

Siento cómo mi pulso se acelera con cada embestida, cómo el calor se propaga desde el centro de mi ser hacia cada extremidad. Bianca me envuelve con sus piernas, sus uñas clavadas en mi espalda, marcándome como si quisiera fundirse conmigo en un abrazo eterno.

RED LOVE - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora