Capítulo 19

758 44 0
                                    

Me quedó bastante claro que no iba a haber ninguna reconciliación cuando solo había visto a Mason cuatro veces en las últimas dos semanas, y todas sus visitas eran únicamente para pasar tiempo con su hija

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me quedó bastante claro que no iba a haber ninguna reconciliación cuando solo había visto a Mason cuatro veces en las últimas dos semanas, y todas sus visitas eran únicamente para pasar tiempo con su hija.

Había intentado hablar con él un par de veces, pero siempre tenía una excusa para salir pitando por la puerta antes de que pudiera abrir mi boca. No me malinterpretes, entiendo su enfado. ¡Lo jodí todo! Pero, ¿no podríamos al menos tener una conversación como personas adultas?

Pero no, Mason parecía decidido a mantener su distancia, y yo, bueno, ¿qué podía hacer? Sentarme en mi habitación y preguntarme cómo demonios había llegado a esto, supongo.

Así que ahí estaba yo, pasando mis días en un bucle de autocompasión y remordimiento, viendo pasar las horas como si fueran trenes que nunca llegan a su destino. No es que no estuviera ocupada, claro. Tenía mil cosas que hacer, pero ninguna de ellas parecía importar en comparación con el caos que había creado en mi vida.

Por eso me sorprendí cuando lo vi al otro lado de la puerta y no pronunció las únicas palabras que me había dirigido en las últimas ocasiones que vino por casa: Vengo a por Juliette.

Lo miré, intentando descifrar lo que estaba pasando en su cabeza, pero su expresión era impenetrable. Ni una pizca de emoción en su rostro, ni una palabra en su boca. Solo silencio.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de mantener la calma mientras mi corazón martilleaba en mi pecho.

Él me miró, como si estuviera evaluando cada palabra antes de decidir qué decir.

—Necesitamos hablar —fue su respuesta, y aunque sus palabras eran simples, el peso que llevaban detrás era abrumador.

No sabía qué esperar. ¿Una discusión? ¿Un ultimátum?

Con un nudo en el estómago nos dirigimos al jardín. El sol de verano colorea el césped de un verde vibrante, y el aroma de las flores en pleno florecimiento flota en el aire, creando una atmósfera de calma tensa.

Juliette está durmiendo la siesta en su habitación, y aunque su ausencia física pesa en nuestros corazones, también nos brinda la oportunidad de hablar sin restricciones.

Nos sentamos en el césped, separados por unos metros de distancia, como si el espacio entre nosotros fuera una barrera invisible pero impenetrable. La brisa cálida del verano acaricia nuestras mejillas, pero no puede disipar la tensión que nos rodea.

—Entonces, ¿qué es lo que necesitamos hablar? —pregunto, rompiendo el silencio incómodo que amenaza con ahogarnos.

—Voy a ir con mi familia a Australia tres semanas para visitar a mi hermana —anuncia— quiero que Juliette venga con nosotros.

El anuncio de Mason me toma por sorpresa, y por un momento, me quedo sin palabras. Australia. Tres semanas. La distancia repentina me golpea como una ola, y siento un nudo en el estómago mientras pienso en lo lejos que estará Juliette de mí.

RED LOVE - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora