Capítulo 32

783 54 3
                                    

Una sonrisa radiante se forma en mi cara cuando veo a Charles salir por las puertas del aeropuerto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una sonrisa radiante se forma en mi cara cuando veo a Charles salir por las puertas del aeropuerto. Luce ese aire de chico guay con su maleta y esas gafas que le quedan de lujo.

Dejo el coche atrás y corro hacia él, saltando para envolverlo en un abrazo apretado. ¡Casi un mes sin vernos! Entre mi trabajo, sus carreras y Juliette en la guardería, ha sido una locura.

Sin mediar palabra, nuestros labios se encuentran en un beso que sabe a urgencia y deseo acumulado. Pero justo cuando el calor del momento parece desbordarse, nuestras sonrisas se cuelan entre nosotros, como diciendo: "¡Eh, no tan rápido!".

—No sabes lo feliz que soy ahora mismo —dice.

—Oh, ¿así que estás feliz de verme? —pregunto con una ceja alzada, fingiendo sorpresa—. Pensé que habías venido aquí solo por el clima soleado de Londres -ironizo, pues está lloviendo y hace un frío increíble.

Él deja escapar una carcajada.

—Bueno, eso y porque me dijiste que me esperabas con una cena casera —responde con un guiño.

Hago una mueca exagerada de indignación, aunque en realidad estoy disfrutando de este momento.

Riéndonos entre dientes por nuestras tonterías, nos dirigimos hacia mi coche, con Charles arrastrando su maleta a su lado como si fuera un escolar ansioso por ir de excursión. Mientras nos acercamos al vehículo, no puedo evitar notar su mirada de admiración cuando se detiene un momento para apreciar el diseño elegante y deportivo del coche.

—¿Te gusta lo que ves? —pregunto con una sonrisa pícara mientras desbloqueo las puertas.

Él asiente con una sonrisa traviesa.

—Oh, sí, definitivamente me gusta. Pero no tanto como lo que hay dentro —responde.

Mis mejillas arden ante su comentario atrevido, pero no puedo evitar devolverle la mirada con una sonrisa cómplice.

—¿Te refieres al asiento del conductor o al del pasajero? —pregunto con una ceja levantada.

Él se acerca con una sonrisa traviesa y susurra en mi oído:

—Bueno, creo que ambos tienen su encanto, pero prefiero el asiento trasero para lo que tengo en mente.

Mis mejillas se vuelven aún más rojas ante su sugerencia descarada.

—¡Charles! Por Dios... —murmuro mientras me alejo y me siento detrás del volante.

Él guarda su maleta, después se sienta a mi lado, se abrocha el cinturón y manda un mensaje rápido a no se quién antes de centrar su atención en mi mientras comienzo a conducir.

—¿Dónde está Juliette? —pregunta, mirando la sillita infantil vacía en la parte de atrás.

—Con sus abuelos -miro por el retrovisor antes de incorporarme en la autopista— ¿Tenías más ganas de verla a ella que a mi? -bromeo.

RED LOVE - CHARLES LECLERCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora