Gavrel
La finalidad de una treta extraña entre manager y el socio mayoritario de una de las marcas más grandes en América y Europa causó más estragos en una relación recién pactada que en toda su existencia, pues para todos es un hecho que ellos son los principales protagonistas de la noche en la pelea que se estará dando por hecho en las próximas horas.
Me interesa poco asistir a una de esas peleas, ahora aun menos.
El humor lo tengo descontrolado. Me siento intranquilo, la paz se me va cuando ese par de ojos se me presentan frente a frente al solo cerrar los párpados.
Necesito deshacerme de ella. De lo que me provoca, de lo que es, de lo que me hace querer.
La ropa me estorba, me quito el saco que lanzo a un lado, llevando mis manos a la cara, tratando de apaciguar la rabia, el estorbo que tengo en la mente y la piedra que me hace caer una y otra vez en lo mismo.
Que me guste que tenga carácter y me sienta orgulloso de que no se deja mangonear por otros, no significa que me tenga feliz su decisión de tenerme como un estúpido juego de tire y afloja.
Debería cortar las cuerdas y que mueva hilos de una marioneta no de alguien que odia verse envuelto en todo tipo de jugarretas.
Cuando el teléfono suena lo llevo a mi oreja sin molestarme en ver de quien se trata.
__ Espero que sea importante. - mi rugido me pone a arder el estómago. Tanto enojo me hará conseguir intestino irritable.
__ Soy lo más importante que puedes tener, Remy querido. Este día ha sido uno de los mejores para amargarme. - dice Zarya con buen humor. - Pero creo que para tí no. ¿Ocurre algo?
__ Se me quemó el arroz. - digo para que no profundice en nada.
__ Haré como que te creo. - se escucha una bocina en el fondo, dándome a entender que está en un aeropuerto. - No iba a avisar, pero escuché de Waleska que a veces tienes visitas en tu apartamento y no quiero interrumpir nada.
__ Es una chismosa. - refunfuño masajeando mi cabeza. - ¿Vienes a New York?
__ Vamos, Remy. Genrich tendrá su próxima pelea por la noche. Nos invitó a todos.
__ ¿Pelea? - me remuevo en mi lugar. - ¿Aquí?
__ Sí, es con un tal...
__ ¿Floyd Gardner? - pregunto deseando que no sea verdad lo que estoy pensando.
__ Ese mismo. - me llevo los dedos a la frente, apretando un punto cuando el pulso lo siento en ese sitio. - No me digas que ya tenías planes de ir.
Planes de hacer que llegue a la pelea con veinte huesos rotos.
Omito la respuesta, despreciando tan solo la idea de asistir al evento que no sé a quien quiero que le rompan la cara.
Si al imbécil que no respeta rangos o la idiota que cree que está al nivel de querer tocar algo que es mío.
__ Después de lo que hizo en la anterior, tenerlo cerca debería ser una estupidez. - maldigo al tipo que se las quiso pasar de listo con el korol. Aunque son más mis ganas de ver como le rompen la cara, tengo claro que en sus venas corre la sangre Mikhailov y fácil no será que ocurra.
__ O muy inteligente, hermanito. - la escucho reírse. - Solo recuerda que al enemigo se le debe tener lo más cerca posible. Y con él, comienzo a creer que algo hay de eso.
__ ¿Que dice el korol? - debo saber si esta de acuerdo y como quiere proceder. Necesito enfocarme en otra cosa que no sea el azotarle el culo a la salvaje. Tengo prioridades me digo.
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Wildness
RomanceUn error, dos días, tres caprichos Una equivocación lleva a Gavrel con alguien diferente a lo que pensó. Sin preguntas, sin nombres ni vida además de la que coinciden esos dos días en que el desenfreno es el único protagonista de sus deseos. No se...