Capítulo 29.

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Gavrel.


El informe abierto yace sobre mi escritorio, un testamento de la incompetencia o, más probablemente, de la complicidad de algunas personas que vieron lo que quisieron o no quisieron realizar su trabajo. De todas maneras, nada de lo que inicialmente se dijo es válido, ahora que terminé de leer el informe forense que hice que alguien más competente cumpliera cabalmente.

Timothy Holland no murió en un simple accidente automovilístico. No, su muerte es un rompecabezas que solo un idiota no vería.

Las fracturas en su cuerpo son un mapa de su agonía. Una fractura en el cuello, cuatro costillas rotas, y varios huesos más que se hicieron añicos. La herida en su costado sugiere una hemorragia masiva, pero el vehículo apenas muestra rastros de sangre.

Las primeras imágenes del lugar del accidente son una burla a la inteligencia del mundo entero. Un coche con daños mínimos, apenas unos rasguños y abolladuras. He visto accidentes similares antes, y sé que un impacto capaz de causar tales lesiones debería haber dejado el vehículo en un estado mucho peor.

No soy un idiota. El representante de Arleth no murió en el accidente. Estoy seguro de que fue asesinado.

Las fracturas múltiples y la hemorragia interna no se corresponden con los daños superficiales del vehículo. Además, la ausencia de sangre en el coche es un indicio claro de que fue herido en otro lugar y luego colocado dentro del vehículo. Todo esto fue montado para parecer un accidente, porque los detalles no encajan.

Fue golpeado con brutalidad con algún objeto pesado, sus huesos fueron rotos y su cuerpo destrozado, y alguien se aseguró de que pareciera un trágico accidente.

__ Toda la información de su móvil fue borrada. - me dice Emilio. - Pero pude recuperar algunos mensajes que le envió a un tal Leonas.

__ Era su pareja. - mueve la cabeza.

__ Busqué el nombre del tal Leonas en varios hospitales y estaciones de policía y no aparece en ningún lado. - me informa. - Ambos desaparecieron el mismo día. Pero solo uno apareció. De seguro lo mataron antes y lo tiraron en algún sitio remoto.

__ Es probable. - sigo viendo el informe. Aún con esto nada cuadra. Nada me convence para hablar con confianza sobre un tema en el que me siento a ciegas. Si el objetivo era el representante de Arleth, ¿por qué el otro no aparece?

La idea que surge me hace volver a leer, pero no tengo nada para confirmarlo.

__ O fue quién lo llevó a la muerte. - murmura Frost, uno de mis voiny ada. Alzo la mirada hacia él y se disculpa de inmediato por hablar sin permiso. No digo nada, dando permiso de que continúe. - Usted mismo ha dicho que debemos ver todas las posibilidades y esa es una de ellas. -se levanta de la mesa de metal y baja los brazos. -El tipo no aparece. El representante de su mujer apareció muerto, que supuestamente perdió la vida en un accidente, resulta que no, pero la pareja no da señales de vida ni de muerte. - La imagen del informe es lo único que sigo viendo. - No me niegue que también ha pasado por su cabeza esa idea.

Lo hizo. Por supuesto que lo pensé desde el inicio. Sin embargo, no tengo todas las piezas.

__ ¿Cree que esto tenga relación con lo del cheque, señor? - Emilio toma una de las hojas. - Aunque sería extraño, ¿no cree?

__ Las cosas más difíciles de creer son las que más atención deben llevar siempre. - acentúo arreglando mi saco. - Vuelve con ella. Sus guardaespaldas son eficaces, pero ellos no tiran a matar y si algo llega siquiera a tocarla, quiero que lo desaparezcas.

Asiente, pidiendo a Frost qué lo acerque al auto que dejó aparcado frente a la casa de los Ambrosetti. Mientras sigo leyendo lo que recibí.

Aprendí a identificar el objeto de tortura con las medidas de los golpes cuándo ingresé a inferno, y por ello memorizo los datos, busco opciones y las coloco sobre la mesa.

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