Capítulo 5

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Gavrel

La detesto.

Mi primer pensamiento es ese en cuanto la veo de nuevo.

Con su carita de ángel, pero con la mirada de cordero atropellado. Tiene terror, sabe lo que hizo o al menos lo intuye porque puedo ver cómo pasa saliva con el miedo a que revele frente a todos lo que hizo.

No es delito, pero para ella tal vez, sí.

Podría hacerlo. Considerando lo poco que me importa lo que digan o piensen de mí, no me costaría nada ponerla en evidencia y hacerla pagar por la ofensa atroz que me hizo.

Podría darle un balazo y terminar con todo de una vez, pero verla tensa retribuye algo.

__ Ya te presumí a mi hija doctora, a mi sobrina diseñadora gráfica. - apunta a las chiquillas que se miran entre ellas.

Solo asiento en dirección de todos.

__ Pero no te he presentado a mi sobrina llena de aventuras y anécdotas. - me dice Marcus. - Arleth. Él es Gavrel Mikhailov, mi socio.

Traga grueso, pero se repone rápidamente extendiendo su mano como si no me conociera.

¿Así que quieres jugar, salvaje?

__ Mucho gusto, señorita ¿o señora? - aprieta los dientes con la indirecta.

__ Señorita. - dice una mujer de cabello rojo. - Aún es soltera. Por culpa de sus gustos extravagantes.

Lo tengo más que comprobado.

__ Oh, entiendo. - tomo su mano. - Dicen que es aventurera. Me gustaría que me contara de ellas.

__ No tengo ninguna esta vez. - reacciona viendo a todos. - Todo fue muy tranquilo.

__ Todo es una buena anécdota si lo cuenta con emoción y detalles. Hasta la noche más inesperada e insignificante. - la suelto.

__ En eso tiene razón. - eleva la voz Marcus. - Así que no te quedes callada, Arleth. Cuéntanos ¿Como estuvo tu viaje?

__ ¿Porque no pasamos a la mesa? - cambia de tema colgándose del brazo de su tío. - Los extrañé a todos. Tengo hace mucho de no tomar una fotografía de todos nosotros. Es hora.

__ Elien la cámara. - lo llama la hija de Marcus.

__ No traje móvil. - contesta este queriendo mentir. Espero que al menos lo haga bien, porque tener a una niñita consentida poniendo un móvil cerca de mí no puedo aguantarlo por mucho tiempo

Pero tengo que bancarme a la Minion pidiendo que todos sonrían para la fotografía que la oigo hablar con sus primas va a subir a sus redes.

Menuda mierda.

Detesto que hagan eso. Pero me encargaré de hacer que sea eliminada.

Los escucho discutir por qué móvil usar entre las tres, mientras tanto sirven los platillos que prepararon para el festejo familiar.

Ethan y Matt, grandes amigos de mi padre, son los que me abordan con temas relacionados al trabajo y el hombre que hizo posible reconsiderara la opción de asociarme con Marcus, puesto que tenía decidido no hacerlo con nadie, tratando de mantener la autonomía que un Mikhailov siempre busca.

Detesto las interrogantes cuando estoy de mal humor y en una mesa, frente a alguien que con solo fijar sus ojos en mi a cada nada causa une elevación en mi ritmo cardiaco y la adrenalina aumenta con los segundos transcurridos.

No es gusto. No me complace verla, solo quiero recrear lo que mi mente escenifica. Nada bueno para ella, un desquite para mí.

Aún con la molestia dejo que me sirvan, prestando atención a otros en lugar de la chiquilla que se abanica con la mano.

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