Gavrel
La cabeza me duele al abrir los ojos, mi brazo quema y de solo ver la venda que tengo ahí me hace cerrarlos una vez más, para luego girarme y ver a la chiquilla mirando la zona del tatuaje que tengo en mi pecho.
__ Por curiosa puedes morir. - se sobresalta al oírme.
__ Idiota, estoy leyendo. - se excusa.
__ ¿Sabes ruso? - increpo acomodándome sobre la almohada.
__ Lo básico.
__ мой дикарь, мой - digo lentamente, sin quitarle los ojos de encima.
__ Entendí el "mío"... - se escucha el sistema avisando de la llegada de alguien.
__ Es mejor que te vayas, ahora. - añado yendo al clóset, saco una camisa, la cual abotono con cuidado de no mover el vendaje.
__ ¿Quien es? - cuestiona.
__ No, sé. Pero nunca recibo visitas en este lugar, así que no es seguro. - tomo otras píldoras que adormece esa zona.
Las creaciones de mi padre y Zarya son de gran ayuda en estos casos, siempre sacan de apuros y por ello, ninguno se queja de tener que ser sometido a cosas para memorizar, sabe que no serán en vano y que llegará un punto, en el cual se tendrá que poner en práctica, más que solo por deporte.
__ Necesito saber porque te hiciste eso tú sólo, Gavrel. - la escucho plantarse atrás de mí.
__ No necesitas saber nada. Solo que es mejor no hacer preguntas. - alego para arreglar las solapas de mi americana. - Sal por la puerta trasera, hay un código en la puerta, úsalo, automáticamente creará otro al usar ese, te lo informo por qué no intentes usarlo de nuevo.
__ ¿Crees que voy a querer regresar aquí? ¡Jamás! - se responde sola. - Faltaba más, ni que estuviera loca.
__ Loca estás, que no lo quieras reconocer es otra cosa. - me dirijo a la salida. - ¿Y Arleth?
Detuvo sus pasos.
__ Gracias por la ayuda. - no se me caerá la polla por aceptar que llegó justo a tiempo.
__ Cuando quieras. - sin saber que responder a eso, prefiero darme la vuelta. Con ella es mejor darse por vencido antes que terminar igual se volviera la solución.
Espero a que ese click en el sistema se dé para abrir la puerta frontal, donde un sujeto con otros atrás suyo aparecen.
__ Orden del korol. - dice a modo de presentación. Saben que eso no me basta, por lo que muestra la muñeca donde la marca distinguible está plasmada. - Estamos para asegurarnos que se encuentra bien.
__ Lo estoy. - aseguro con ese dolor leve en el brazo que no me deja olvidar lo que hice.
__ Nos quedaremos en el auto por cualquier cosa. - señala. Medio asiento dejando que se vayan.
Gente que no conozco en mi casa es lo que menos necesito. Por muy orden de mi padre que sean, no los había visto antes. Alcanzo a mirar a la curiosa que quiere ver algo antes de subir al taxi que se detiene cuando le hace señas. Como si no tuviera auto para movilizarse, aunque no me extrañaría en absoluto saber que se estrella contra lo primero que vea.
Me devuelvo adentro, lavo y esterilizo el cuchillo antes de lanzarlo al cajón donde tengo el kit completo.
Me acerco al ordenador donde intento comunicarme con mi padre para decirle que no es necesario que venga, pero lo único que contesta es que ya está a unas cuantas horas de aterrizar. Llevarle la contraria es peor que hacerlo con cualquiera.
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Wildness
RomantiekUn error, dos días, tres caprichos Una equivocación lleva a Gavrel con alguien diferente a lo que pensó. Sin preguntas, sin nombres ni vida además de la que coinciden esos dos días en que el desenfreno es el único protagonista de sus deseos. No se...