Arleth
__ Vaya que es afortunada. - mantengo la calma. No pierdo la sonrisa y solo se lo entrego a Tim cuando Leonas lo acompaña para calmar la aglomeración que se forma. Todos quieren saber lo que ocurre. Pero yo también por que no tengo una sola idea de quién es el idiota que se atrevió a hacer tal cosa.
Salimos todas cuando terminan la conferencia de prensa de forma inmediata.
Los murmullos inician. Algunos dicen que fui yo misma para crear drama y tensión. Otras susurran que soy alguien con mucha suerte, mientras Tim investiga de dónde se originó el cheque.
__ ¿Como que no se sabe el origen? Averigua. Esto daña la imagen de Arleth y no pienso dejar que ocurra. - determina furioso.
Leo lo mismo en el cheque. Al parecer no solo es válido, sino que también es algo que salió de un banco europeo, sin origen claro, pues tiene el nombre del banco, aunque no quien lo extendió.
__ No. No me salgas con eso, Octavio. - me pide el cheque y se lo entrego. - ¿Crees que soy idiota? - hace una pausa. - ¡Pues no me trates como uno! Averigua quién intenta asustar a mi niña o te juro por Dios que quien cumplirá amenazas aquí soy yo.
Termina la llamada y recibe a una de las chicas que avisan sobre que los periodistas aún no se van.
__ Solicitan una entrevista con usted. - me señala.
__ Que sigan queriendo. Arleth no les dará ni una mirada a ese grupo de buitres. - espeta. - Que los saquen de este edificio. Ella no verá a nadie que quiera arruinar lo que tanto le costó obtener.
__ Tim, podría...
__ Dije que no. - se vuelve hacia mí.
__ No, a lo que me refiero es que posiblemente haya un rostro. - lo que digo lo hace tomarme del brazo.
__ ¿Lo conoces? - se asegura de que nadie nos escuche.
__ No conocer. Pero sí lo he visto. - digo en el mismo tono. - Ya han sido varias veces. Bueno, creo. Tal vez sea una casu...
__ No hay casualidades aquí, dulce tormento.
Su firmeza por ayudarme me da tranquilidad. Le digo lo que sé y sale del camerino, dejándome sola, mientras se dirige a pedir que le muestren las grabaciones.
Me tomó un tiempo para hablar con mi papá, pues se enteró de inmediato sobre lo sucedido y quiere saber sí me encuentro bien. Le digo lo mismo que a Tim, y me pide que cuando tenga una imagen se las envíe.
La noche no termina como deseo, pero vuelvo a casa y con ello regresa esa sensación de control, aunque el escalofrío vuelve con solo evocar ese rostro que Tim me dice que se ve un poco borroso en las grabaciones.
No sé de quién se trata o qué es lo que busca, solo percibo que no es algo para pasar por alto.
__ Lo haré que lo pasen por algún programa o lo que sea para distinguir el rostro. - me asegura. - Vamos a poner orden de restricción o contratar al mismo capitán américa, pero vas a estar bien. - me dice. - Tú quédate tranquila, preciosa. Estamos en la puerta del certamen y te quiero tranquila y disfrutando de tu concurso.
__ No es momento para pensar en ningún concurso. - masajeo mi frente.
__ Lo sé, pero necesito saber que siempre estarás sonriendo, mi dulce tormento. - suspira. - Si tú estás triste hice un mal trabajo.
__ Eso no es tu culpa.
__ Lo sé, pero no quiero verte triste. - exhala. - Quiero verte triunfando sin que le des la satisfacción a nadie de verte brillar. Tú eres una estrella que deben adorar, no que busquen apagar. - me hace repetirlo. - Si quieren verte en el suelo, tú te levantas, ¿me escuchas? Te levantas y le demuestras al mundo porqué Arleth Ambrosetti es la Reina que no necesita de una corona para brillar. - sonrío. - Eres tú quien hace brillar a la corona, cariño. Repite eso.
ESTÁS LEYENDO
Wildness
RomanceUn error, dos días, tres caprichos Una equivocación lleva a Gavrel con alguien diferente a lo que pensó. Sin preguntas, sin nombres ni vida además de la que coinciden esos dos días en que el desenfreno es el único protagonista de sus deseos. No se...