Capítulo 22.

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Gavrel

Si hay algo que no tolero son las intromisiones de la gente que cree que tiene derecho a preguntar cosas que no pienso responder.

En la lista van 9 personas y todas son como una patada en el hígado.

Evado a Vladimir, pues es quien festeja con una botella del mejor bourbon que el restaurante tenía.

Debería estar en otro lado, prendido de la entrepierna de la salvaje en lugar de ver las caras de ellos, pero debo soportar el disgusto que me provoca tal complejidad.

Arleth tuvo que irse con el manager y eso me tiene un tanto cabreado, porque debería estar sobre mí en este preciso momento, no lejos.

Lo que sea que pasa conmigo y ella cada vez que la veo es tan fuerte que me enoja no poder deshacerme al menos para respirar de ello. Es tan...

__ Quita esa cara. - me dice Leska. - Parece que odias haber ganado.

__ ¿Porqué Jordan Mc'callister no esta aquí? - evado su cuestionamiento antes que inicie.

__ Porque tiene que trabajar. Ser el único hijo varón de su padre lo tiene siendo el foco de tus deseos por cumplir, sus objetivos no alcanzados y también buscando nuevos horizontes y hábitos. - hace mala cara.

__ Parece que eso último no te gusta. - comento. Transpira disconformidad. No lo puede disimular, por lo que me centro en ella en lugar de ver a Vladimir hablando de sus técnicas de pelea, las cuales secunda Genrich.

__ No es que no me guste. Es que...No me hagas caso. - se ríe de nuevo. - Mejor cuéntame, ¿ya le dijiste a Arleth...

__ Me reprochas todo el tiempo que me gusta evadir a las personas, pero haces lo mismo. - suspira. - ¿Qué pasa contigo, sanguijuela? Estás perdiendo tu toque. Eres la que mantiene la lengua trabajando todo el tiempo y ahora no quieres hablar. - me achica los ojos. - ¿Qué sucede entre el heredero Mccallister y tú? - ironizo.

__ Nada. Solo un pequeño desacuerdo entre los dos. Lo vamos a solucionar cuando nos volvamos a hablar. - me dice pegando la cabeza en mi hombro. - ¿Qué hay de tí y la hija de Ethan?

__ Distancia. - contesto y arruga la nariz logrando que ría al verla molesta por mi respuesta. No le gusta no estar enterada de las cosas y por ello juego con su cabeza por varios minutos, hasta que termino con verdades a medias.

Eso le devuelve el ánimo reiterando que todos lo sabían, incluso antes de que lo dijera yo.

Su sonrisa se desvanece por un momento cuando mira el móvil, pero lo termina por apagar, lo que me da indicios de que su relación tiene tropiezos. Vuelve a hacer preguntas para evadir, le sigo la corriente y con eso me distraigo por varios minutos en los que Avel es el protagonista de una conversación en el fondo del salón.

Me apoyo en mis codos, en el respaldo de la silla, mirando en su dirección con esa idea de no entender como sería posible lo que pasa por mi cabeza.

__ Entré a su ordenador. Cuentas y todo lo que creas que tiene algo, no contiene nada. - me dice Leska de repente. - Esta limpio. Bueno, salvo por el sitio web donde contrata a su madame de la semana.

No digo nada.

__ Tiene fetiches raros. La mitología nórdica. Y yo que creía que era extraño que me gusten los hombres que usan anillos. - hago mala cara. Escuchar fetiches de mi hermana es lo último que quiero.

__ ¿Cuando entraste a su computador? - cambio de tema.

__ Una noche antes de que llegaran a nuestra casa en Moscú. - me dice. - Investigué sobre ellos. Pero no hay mucho que decir. - me sigue cuando me siento en el sillón más grande. - Vladya es muy reservada. En cambio Vladimir parece que le gusta gritar su apellido por todos lados. - se ríe de repente. - Aunque su afición a ver los ositos cariñositos sea confuso.

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