¿Qué hacemos cuando los sueños desaparecen entre la niebla de la desesperanza? ¿Cuando todas tus convicciones caen en un abismo tan oscuro y profundo que es imposible que salgan de allí?
Nadie debería pasar por el dolor del desamor, nadie debería sufrir el abandono cuando ama.
Decidí crear una realidad alternativa mientras las horas se tornaban días, y los días se volvían años. En este absurdo goteo del tiempo en donde ya no sé quién soy, y solo el recuerdo de su voz mantiene mi pulso.
Mis labios se niegan a pronunciar tu nombre. No puedo, no debo, porque si lo hiciera, rompería en llanto y debería reconocer tu ausencia.
El mundo no ha dejado de girar, las flores no han detenido su crecimiento, la gente ríe, llora, abraza, sueña. Los autos van y vienen, pero yo no existo.
No quiero perderte, no puedo.
Frankfurt, Alemania.
Dos días después.
—Amor—Una voz lo sacó de la amargura. Felipe se movió apenas, atontado por las pastillas de dormir—, estoy aquí.
El calor lo envolvía, una risilla tierna mientras le besaban su barbilla. Felipe era incapaz de abrir los párpados pesados, sin embargo, se aferraba al cuerpo firme y musculoso sobre él.
—Eres tú—dijo sin poder creerlo—, eres tú.
—Sí, estoy aquí.
Fue una tarea titánica abrir los ojos. Felipe lo logró, y se encontró con un verde prado, un día de sol, con la alegría y la felicidad.
—Eric, eres Eric.
—Sí y tú eres Felipe.
—Volviste. —Las lágrimas saltaron de sus ojos.
—Nunca me fui.
Se besaron y rieron, lloraron. Eric pensó en lo mucho que su hermano Anael se reiría de su cursilería si alguna vez lo escuchara.
—¿Tu hermano? —preguntó Felipe, asustado.
—Está vivo—pronunció con alivio Eric—, fue una guerra, pero sobrevivió.
***
Paris, Francia.
Cuarenta y ocho horas antes.
Analise llegaba a la mansión Charpentier hablando por celular. La seguían de cerca una docena de guardaespaldas. Reía y coqueteaba en su lindo vestido púrpura y sus tacones del mismo color, los cuales golpeaban el cemento de las escalinatas de entrada a su enorme propiedad. Hablaba y se movía con tal naturalidad que ningún ser humano se imaginaría lo que ella y su querida hermana planeaban para esa noche.
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Breakpoint - Bilogía Matchpoint libro 1 (+18)
Romance¿Qué estás dispuesto a hacer para mantenerte en el juego? Todos tenemos una adicción, todos necesitamos un aliciente que nos impida volarnos la cabeza con un arma después de perder a todos los seres que amamos. La adicción de Eric Morgan es el sexo...