Nueva York, dos años atrás.
—¿Eso es todo?
—Sí, señor Morgan. Bienvenido a la compañía. Esta es su casa a partir de ahora.
Bryce Morgan estaba en calma esa noche después de varias semanas de trabajo, dudas y negociaciones. Las palabras de bienvenida de sus nuevos socios fueron música para sus oídos cansados. Los negocios en Tanzania en el mercado de diamantes estaban dando excelentes frutos. Estaban dentro. Luego de innumerables obstáculos, idas y venidas, habían logrado el objetivo. Su padre estaba muy feliz, al menos lo parecía. Bryce ya no sabía qué pensar acerca de él. Era un hombre impredecible, mucho más que él en ocasiones.
—Papá, los Callums...
—Esto es nuestro, hijo. Ellos perdieron esta vez. Es tu logro. Felicitaciones.
Bryce pensó mucho en su padre desde las primeras horas de la tarde, cuando tuvo oportunidad de hablar con él.
«Ellos perdieron esta vez».
Era una frase más que contradictoria viniendo de su padre, ya que, según él, los Callums nunca perdían, solo se acomodaban y tomaban fuerza para darte una estocada mejor.
La historia de los Morgan con Olimpia Zeratos había sido una historia de traición, lujuria y muerte. Así como una musa seductora que lleva a los hombres a la perdición.
Olimpia Zeratos era una multinacional que tenía proyectos de extracción de minerales en toda África. Río, el padre de Eric, buscó la forma de ingresar al directorio hasta que lo consiguió. El problema fue que para lograr su cometido habían tenido que desplazar de la negociación a Theodor Callum, el patriarca de una de las familias más acaudaladas de Europa y, al interior, una fraternidad de asesinos a sueldo.
La venganza fue muy cruel. Theodor ordenó exterminar a los Morgan y todo lo que ellos significaban. Casi lo lograron. Casi. Theodor murió tiempo después.
Ahora, Eric esperaba en el restaurant del Four Seasons de Londres al hombre que le daría la información necesaria para descubrir al infiltrado del cual Grégor Thibault le había hablado. La idea era obtener la información por las buenas, aunque estaba preparado si esa opción no era viable.
Podía ser un trabajo más, sin embargo, para Eric, Bryce y Anael había más dolores de por medio. La dulce venganza destilaba miel y caos en su paladar. Causarle un mínimo daño a un monstruo como Olimpia Zeratos era casi un sueño.
Eric se acomodó la corbata y sostuvo la copa de champán en la mano, bebió un sorbo. La paciencia era un don que pocos Morgan tenían. Por fortuna, Eric era un poco diferente a sus hermanos en todos los sentidos.
Levantó la mirada hacia el espejo que estaba atrás del barman. Humedeció los labios y volvió a enfocarse en su copa.
—¿Novedades? —preguntó Bryce a través del auricular.
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Breakpoint - Bilogía Matchpoint libro 1 (+18)
Romance¿Qué estás dispuesto a hacer para mantenerte en el juego? Todos tenemos una adicción, todos necesitamos un aliciente que nos impida volarnos la cabeza con un arma después de perder a todos los seres que amamos. La adicción de Eric Morgan es el sexo...