Capítulo uno

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Después de bastantes ahorros con su trabajo como voleibolista profesional y su sueldo extra como entrenador de niños en iniciación al mismo deporte, pudo comprar la casa que tanto anhelaba hace un tiempo.

Comprar casas no era nada sencillo, ni barato, pero ahorro demasiado para lograr aquel sueño. Estaba ubicada en una buena barriada de Tokio que era resguardada con seguridad. La ubicación le permitía llegar en 20 minutos en carro a su cancha de entrenamiento.

El condominio tenía un aspecto elegante además poseía áreas sociales como piscina y parque, incluso tenían una cancha de voleibol, por eso le interesaba demasiado comprar una casa en ese vecindario.

Su casa era la número 15A ubicada casi al final de una calle pero no le importaba, después de todo lo que le había encantado era la infraestructura de su nuevo hogar. Eran dos pisos y tres habitaciones. Para ser solo una persona, muchos consideraban exagerado comprar una casa tan grande con 3 habitaciones. La verdad es que Bokuto tenía el sueño de una vivienda grande para no sentirse sofocado en un espacio pequeño.

La habitación principal sería de él por obvias razones y las dos restantes la convertiría en un gimnasio improvisado y la otra en una oficina. Aún que odiaba la idea de trabajar encerrado había veces que le tocaba hacerlo. Ya sea agendando citas con entrevistadores o respondiendo correos electrónicos que preguntaban sobre sus servicios como profesor particular de voleibol. 

Iba pensando en todo aquello hasta que por fin llegó a su dichoso nuevo hogar. Los dos pisos blancos se mostraban. Había un camino de flores decorando la entrada hasta la vereda de la calle y a un costado una clase de estacionamiento techado en donde aparco.

Salió de su camioneta gris, respirando hondo y viendo con gran orgullo su nueva casa. Incluso su pecho se infló de satisfacción. Agarro el llavero de búho de su bolsillo que tenía las llaves de la puerta, caminando por el corto trayecto que había entre el estacionamiento y la entrada. Girando el manojo se sintió enorgullecido de todo su esfuerzo.

Sintió la frescura del nuevo hogar.

Después de la entrada en donde se dejaban los zapatos, camino por el corto pasillo, viendo el baño de visitas a su izquierda y más adelante se abría paso al gran espacio de su sala de estar. Su sillón negro en "L" ya estaba colocado pegado a la pared y una mesa circular baja de mármol estaba en frente, todo esto para que la vista al televisor pegado a la pared contraria se hiciese más cómoda para ver. La mayor parte del suelo de la sala de estar estaba decorada con una gran alfombra blanca con bordes dorados.

La pared lateral a toda su sala de estar era un ventanal que daba la vista a su extenso patio verde.

Antes de salir fue a su derecha para observar que su comedor aún no estaba instalado y es que muchas cosas venían en el camión de la mudanza. Siguió el mismo camino y encontró una puerta sin cerrojo que con solo empujarla se abría paso a la gran cocina.

La verdad cocinar fue todo un reto para él, pero con los regaños de sus hermanas mayores estaba dominando el rubro de cocinar. La cocina era blanca con una isla en medio en donde se podría incluso comer si no le apetecía sentarse en su comedor. Si seguía por el camino de la cocina podía encontrar el cuarto de servicio que tenía una lavadora y secadora además de unos cordones atados de punta a punta para colgar la ropa. Estando en la sala de servicio vio la puerta blanca a la derecha que daba salida al estacionamiento.

Camino de vuelta a su gran sala de estar, desplazando la puerta del ventanal para sentir el aire fresco que le daba el medio día. Había un espacio de piso de cerámica antes de llegar a tocar el verde pasto, él estaba claro que con ayuda de sus hermanas podría decorar aquel espacio con una barbacoa y unas sillas de terrazas.

𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐢𝐠𝐡𝐛𝐨𝐫 - 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐚𝐤𝐚 - 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora