Capítulo diez

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Habían pasado un par de días después de la extraña situación que vivió.

Había ido a casa de Akaashi a entregarle los zapatos del menor de su familia, pero en vez de ser recibido por un Akaashi arreglado para ir a su oficina, con sus lentes negros decorando las orbes azuladas que tenía, lo recibió un Akaashi despeinado y necesitado en medio de su calor.

Que incluso le rogó para que lo acompañase en su celo. Su figura esbelta y hermosa, sudado de pies a cabeza, con sus propias manos sobre su cuerpo recostado en las sábanas de una cama...

Sacudió su cabeza tratando de quitarse la imagen de Akaashi, si seguía imaginando tendría que lidiar con un problema en sus pantalones.

Se levantó de su sofá donde estaba recostado, escuchando la alarma que tenía programada para salir a sus entrenos.

El día de ayer también había ido, fue un par de horas después de que Akaashi lo sacara de su casa. Aunque debía admitir que no estaba 100% concentrado en el entrenamiento, incluso el entrenador lo mandó a correr al equivocarse varias veces en el ejercicio.

Agarro su bolso, colocándolo por sobre su hombro y agarrando las llaves de su carro y casa.

Recordó que por el simple hecho de unos zapatos había pasado el mejor momento de su vida, hasta ahora.

Cuando salió percibió el olor de menta que tanto había excitado a su cuerpo pero ahora era suave y tranquilo. No había rastro de celo en su aroma.

-¡Agaashi! -el omega cargaba al menor de la familia en sus brazos- ¡Kai-chan! -saludo al menor que estaba siendo colocado en su silla del carro.

-¡Ecino! -agitó su mano al hombre que se acercaba- ¡Mira mama! -le decía para que voltease a ver al hombre. Akaashi no tenía intenciones de compartir muchas palabras con Bokuto- ¡Mamá!

-Ya lo se Kaito -terminó de ajustar el cinturón de la silla de su hijo y cerró la puerta- Buenos días Bokuto-san -respondió cortante.

-¿Te sientes mejor? -el tono de voz que había usado Akaashi no le terminó de agradar, quizás estaba apurado.

-Si -vio el suelo sin poder mantener el contacto con el alfa por mucho tiempo- si me disculpa, me debo ir.

-Ah, si, yo... también -vio como el omega rodeaba el vehículo para subirse en el puesto del piloto y encender el carro.

Sin siquiera un movimiento de mano, el omega se fue.

La había cagado, pensó Bokuto.

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-¡Bokuto! -lo llamó molesto el teñido- ¡Fallas un tiro más y el resto de pases serán sólo para Hinata!

-Aaaaaaaggggh... -se quejó con fuerza, estaba bastante frustrado- lo siento tsum-tsum.

-Nada de lo siento, concéntrate -el rubio parecía más molesto que de costumbre. Normalmente los errores de los demás no le afectan en absoluto, ya que tiene el pensamiento de que es su labor es sacar a destacar las jugadas de sus rematadores.

-Bokuto -lo llamó el entrenador- sal un minuto, cambia con Sakusa -ambos alfas acotaron la orden de Foster.

-¡Disculpe mi no atención! -hablo reverenciando de manera exagerada, con su cuerpo en un ángulo de noventa grados- ¡no pasará eso en el partido!

-Eso lo se -se mantuvo calmado- no estoy molesto, tampoco preocupado -cruzó sus brazos por sobre su pecho- tu deberías estarlo -Bokuto abrió rotundamente sus ojos, pero sin ser visto por la posición en la que estaba- no me cuesta nada sacarte durante los sets de mañana, pero si quieres jugar por mucho tiempo en la cancha será mejor que dejes de pensar en lo que sea que estes pensando -aquello pretendía ser alentador en la cabeza del entrenador, aunque tuvo el efecto contrario.

𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐢𝐠𝐡𝐛𝐨𝐫 - 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐚𝐤𝐚 - 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora