Capítulo nueve

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Una nueva mañana se presentaba y se podía decir que se sentía más bien de lo normal.

Su cuerpo estaba descansado pero aún quería ejercitarse antes de tener que ir a práctica por la tarde.

Se levantó motivado a lavarse rápidamente y cambiar sus ropas por unas deportivas, como todos sus atuendos en general.

Salió de su habitación, después de todo, la ordenaría cuando haya terminado su entrenamiento. Bajo y llegó a la cocina para tomar un vaso de agua y con esta, una barrita de proteínas, comería algo más adelante.

Cuando caminaba por los pasillos de su casa sólo escuchaba el eco de sus pasos. El día de ayer podía escuchar la alegre voz de Kaito y los pasos despacios de Keiji. A veces odiaba ser alfa por lo agudo que podían ser sus sentidos.

Llegó a la entrada, teniendo sus llaves, teléfono y audífonos en el bolsillo, todo listo para ir a correr una vuelta al vecindario.

Cuando terminó de colocarse la última zapatilla, notó un objeto que no pertenecía a su hogar.

Unos zapatos pequeñísimos.

Eran de goma y bastante flexibles, no recordaba que Kaito se haya ido sin zapatos de su casa, pero ni siquiera recuerda cómo es que se subió a su carro el día de ayer, por lo que simplemente pensó que fue un momento audaz del menor al irse a su casa sin zapatos.

Agarro el pequeño par. Los iría a dejar y luego comenzar su mañana trotando. Todo sonaba perfecto. Ir a la casa del pelinegro y verlo por la mañana le parecía emocionante. No demoro nada en llegar a la puerta de su vecino, tocando el timbre del hogar que resonó al interior de esta.

El auto de Akaashi estaba estacionado en su garaje así que el omega no había salido.

Pasaron unos minutos y pensó que el omega estaba tardando, normalmente no suele demorar más de tres minutos y la puerta ya está abierta, por lo que volvió a tocar el timbre.

Algo impaciente, o más bien preocupado por Akaashi sacó su teléfono. Eran las 10 am y podía estar durmiendo. No, eso no podía ser. Había un cachorro muy hiperactivo viviendo en ese hogar como para que Akaashi tuviese el gusto de dormir más allá de las 10 am.

Busco en su teléfono el contacto del pelinegro, en verdad le preocupaba si algo le hubiese pasado. Antes de presionar el botón de un teléfono en la pantalla, escuchó el seguro de la puerta abrirse.

-¿Bokuto-san? -escuchó la voz ahogada del omega, como si hubiese llorado- ¿Que sucede? -no había abierto la puerta por completo, solo un espacio en donde podía ver su rostro.

-¡¿Agaashi?! ¡¿Estas bien?! -intentó ver más allá del espacio que el omega mostraba pero era imposible- ¡¿te sientes bien... -al acercarse lo suficiente, olió el origen del comportamiento del pelinegro- ¿estas en... celo?

Antes de poder decir otra palabra, fue jalado al interior de la casa por su antebrazo. En cuanto llegó a la entrada fue empujado a la pared, para que Akaashi cerrara la puerta de un golpe, haciendo que los zapatos de Kaito caigan al suelo.

-Bokuto-san -llamó en suspiros. Estaba con una camiseta algo grande y unos shorts livianos. Además de mencionar el sudor que caía por su frente y que sus manos temblaban sobre el brazo de Bokuto- ayúdeme... por favor -apoyó su frente en el pectoral del alfa, inhalando así su aroma.

-Agaashi, tu -cubrió su nariz y boca con su mano, para que el olor llamativo no lo encendiera- no eres consciente de lo que me estás pidiendo.

-Lo soy -respiraba pesado- soy consciente de lo que mi boca dice, no de lo que mi cuerpo hace -sus piernas flaquearon haciéndole casi caer si no fuera por el brazo de Bokuto que lo sostuvo- agh... -el tacto del alfa quemaba la piel del omega.

𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐢𝐠𝐡𝐛𝐨𝐫 - 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐚𝐤𝐚 - 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora