Capítulo dos

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Se levantó por los rayos del sol cruzando su ventanal enorme. No tenía cortinas aún así que supuso que despertaría cada día de esa manera. Se levantó del sofá ya que sería su cama provisional en lo que sus muebles llegaban. Que si no se equivocaba hoy tendría la entrega de un par.

-¡Buen día hogar! -saludo animadamente incluso estando solo. Camino hasta su habitación en donde se lavó y cambió sus ropas por unas más cómodas pero deportivas ya que el 70% de su clóset estaba lleno únicamente de ropa deportiva.

Bajo a la cocina para prepararse un desayuno, algo bajo en calorías pero alto en proteína como tostadas con aguacate y pollo. Una combinación deliciosa para su paladar.

Mientras comía oyó como el timbre de su casa era presionado. Nunca lo había escuchado antes por lo que se asustó al principio dejando caer la tostada a su plato. Soltó un suspiro aliviado al ver que su alimento no cayó al piso.

Atravesó la cocina escuchando que el timbre volvía a sonar.

-Ya voooy -alargó su aviso, tomando el manojo de la puerta y abriéndola para ver a la persona del otro lado- ¡Buenos días Nakayama-san! -saludo con felicidad al jefe de su mudanza, viendo a un par de trabajadores a su espalda.

-Buenos días a usted también Bokuto-san -inclino muy levemente la cabeza hacia el mayor- discúlpeme si lo desperté.

-¡Pff! ¡Para nada! -solía hablar alto incluso cuando las personas estaban cerca, eso demostraba que la energía que tenía para el inicio del día estaba llena- Pasen, bienvenidos.

-Trajimos los muebles para las alcobas, díganos como las distribuyó y nosotros nos encargamos del resto -dejó que sus hombres pasaran a inspeccionar la casa viendo cada ángulo de esta.

-Ah ¡Si! -recordó algo muy valioso que le dejó su hermana como regalo por su nueva casa- déjeme traerle algo -corrió por las escaleras a buscar entre sus cajones una carpeta color beige que su hermana mayor Kazumi, una destacada decoradora de interiores, le había entregado diciéndole que se lo diera a los chicos de la mudanza.

-Bokuto-san -llamaron desde abajo, en el primer piso- Mis muchachos preguntan si también desea que colguemos sus cuadros -ya había llegado al primer piso cuando el Nakayama terminó de hablar.

-Me sería de mucha ayuda -le entregó la carpeta al mayor- Kazumi me dijo que le entregara esto, supongo que es la distribución de la casa -vio como el mayor inspeccionaba los datos y planos detallados de las habitaciones.

-Genial, Kazumi-san es muy atenta -prefirió llamarla por su nombre ya que llamarla por su apellido sería confuso.

-¡Es la mejor! -halagó admirando a su hermana- Nakayama-san ¿habrá un problema si los dejó a cargo de la casa un rato? Debo salir a entrenar.

-Ninguno, Bokuto-san -le sonrío al bicolor y levantó su dedo pulgar en afirmación- sabemos que su rendimiento es el mejor, vaya con libertad.

-¡Nos vemos! -acomodó su teléfono, llaves y billetera en su bolsillo con cierre y salió de su vivienda.

Dejó la puerta abierta, después de todo los empleados estarían entrando y saliendo de la casa constantemente para entrar las pesadas cajas.

Estaba en la vereda aún en frente de su casa cuando recordó que debía conectar sus audífonos y colocarl alguna lista de música para entrenar a gusto.

-Bokuto-san -fue llamado, pero no era la voz de Nakayama- Buenos días -giro su rostro a ver quien llamaba su atención.

-¡Agaashi! -saludo eufóricamente viendo como el omega sujetaba al cachorro cansado en sus brazos- ¡Buenos días! -admitió un poco la vestimenta del pelinegro, vestía unas prendas semi formal, una camisa blanca y unos pantalones negros, que le quedaban bastante bien a su figura.

𝐓𝐡𝐞 𝐍𝐞𝐢𝐠𝐡𝐛𝐨𝐫 - 𝐁𝐨𝐤𝐮𝐚𝐤𝐚 - 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora