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Era un hecho que ambos se consideraban amigos íntimos, una amistad que iba mucho más allá del querer verse a diario, con fuertes ganas de conocerse más de todas las maneras posibles.
Justo como ahora, estando sentados en la cama del mayor, mirando una película a cortinas cerradas y solos en casa. Era uno de esos momentos donde podría quedarse dormido en un pestañeo, sintiendo suaves caricias en su cabello, con sus rostros sumergidos en la pantalla frente a ellos.
Ambos acobijados del pecho a las piernas, huyendo del airecito frío que se colaba por ahí, una mano ocupada en sus hebras, y la otra desocupada.
De pronto, siente como su chico de ojitos rasgados esta deja de darle los lindos mimos que ofrecía, siendo bajados hasta su nuca, que, en un despiste, no se dió cuenta cuando dejó de ver la pantalla para perder la noción en aquellos ojos oscuros que le miraban embobados, tragando saliva, nervioso por querer un mayor contacto.
Tanteando terreno, relamió sus labios, percibiendo como su mayor le miraba aquellos finos belfos brillantes que le incitaban a apresarlos entre los suyos, queriendo memorizar por primera vez lo que se había imaginado desde hace ya meses.
Porque sí, para ese momento, esos inocentes toques con sus labios solo fueron dirigidos a sus mejillas y manos. San llevaba intrigado durante un período largo por saber como sabrían esos belfos de amor.
El mayor se proxima a él; su aliento tocó la piel roja abultada en un puchero provocador, pero, queriendo torturarse a sí mismo, el contrario tan solo se limitó a girar un poco su carita para estamparlos en su suave mejilla, en un toque que duró más de tres segundos.
Cerrando sus ojos, sintiendo de todas las maneras que pudo como aquella conexión le aturdía todo el cuerpo, erizándole cada extremo de su piel. Tomando con ambas manos el bonito rostro de su pareja, pegó sus frentes despacio, con las respiraciones que chocaban, y los corazones retumbando fuertemente en sus pechos.
No sabía hasta qué punto podría soportarse, qué tanto aguantaría las ganas al borde del sofoco de encender su cuerpo; de quitar los frenos con él. Quería besarlo, y lo quería ahora.
ㅡ Me tienes tan mal... ㅡ susurró el pelinegro, con notoria dificultad a sus ojos enamorados, embobados y sumergidos en una pizca de placer momentáneo ㅡ Te adoro tanto... No quiero estar sin ti.
Posicionando las manos sobre sus fuertes y moldeados hombros, en una maniobra rápida, Jung se subió sobre su regazo, separando un poco sus frentes, con un espacio entre ellas, sin sentarse sobre él. Sintió la fricción de sus pechos, tragando saliva, y soltando una risa que ocacionó mil sensaciones al cuerpo del contrario, incitándole a que hiciera algo más.
Sin contenerse.
ㅡ ¿Qué te detiene, Choi?
El recorrido de las largas y suaves manos se trasladaron hasta las pequeñas contrarias, contemplando una increíble corriente eléctrica que fusionó por toda su columna que le logró estremecer. Separó su rostro un poco más, comenzando a repartir pequeños besos desde la comisura de sus labios, hasta la oreja izquierda de su mayor.
ㅡ Yo no quiero detenerme ahora, mi amor.
Susurró de nuevo, con los labios pegados en su sentido auditivo, regalándole un jadeo insistente que le dejó con la mente cegada por un largo tiempo, tragando saliva por milésima vez.
Quería ceder, caer a su tentación.
¿Era el momento justo?
Bajando desde su oreja hasta el espacio que unificaba su cuello y sus hombros, el menor separó un poco sus rodillas, al lado de las piernas contrarias, sin tocarse, dejando un corto espacio por debajo de ambos torsos.
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Hacia ti - ၄၃ - seongjoong
RomanceSeonghwa y Hongjoong se agradan, ambos quieren acercarse, pero son algo tímidos y les cuesta conversar ¿Tomarán valor para unirse el uno al otro? ⚘️ - cliché / fluff - mención de otros idols/ships - historia de completa autoría.