Adenium: Jardín Secreto (Kookmin)

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✨Flashback *Hace dieciocho años* Noviembre✨

Seokjin se está volviendo loco. Un brillo pegadizo y una espalda eternamente recta con una sonrisa servicial en los labios. Todo es como debe ser, todo es según lo prescrito por su familia. El Omega quiere escapar del sofocante cautiverio, abandonar el colorido salón de la fiesta ficticia y correr hacia el norte, hacia Namjoon. Está dispuesto a sentarse como un perro devoto a sus pies en el taller recién construido y admirar el trabajo. No esta mesa llena, candidatos potenciales y caras serviciales de padres, presentándolo como un hermoso juguete en un envoltorio dorado. Kim Sr. está hablando de algo con Dongwon, parecería que ya es el último candidato al matrimonio, porque Seokjin trastornó a todos los anteriores con sus propias manos, sin provocar ya ningún deseo de poseer al loco omega. ¿Quién necesita un cónyuge tan obstinado e incontrolable? Es una pena, eso es todo. De repente, Seokjin toma una copa de champán que pertenece a Dongwon y la bebe de un trago, el alfa se estremece de sorpresa, arquea las cejas y el padre grita, ensordecedor por su indignación. -¡Seokjin! ¡Suficiente! ¡Tampoco alterarás esta reunión! Pero el omega piensa diferente, resopla, se levanta de la silla y se sube hábilmente a la mesa, en su interior burbujea un deseo embriagador de ir contra cualquiera, aunque las consecuencias sean las más nefastas. 

Dongwon todavía está en silencio, no expresa ninguna emoción especial, es muy consciente de los abortos espontáneos de Kim y la simpatía por este omega es lo primero, después de todo, crecieron casi uno al lado del otro y se conocen desde la infancia. Por lo tanto, él es la autoridad final para apaciguar el temperamento ardiente del heredero. - ¡No quiero! — Seokjin patea los platos, que vuelan en diferentes direcciones, los raros invitados saltan de sus asientos y corren en diferentes direcciones, el mayor de los Kim está hirviendo lentamente, esto se puede ver por la vena hinchada en su frente y sus labios blanqueados. - ¡¿Qué harás esta vez?! ¿Seguirás buscando herederos? - ¡Bájate inmediatamente, no te avergüences! - suena la voz acerada del padre, pero Jin solo se ríe a carcajadas, sonriendo. - ¡Hijo del diablo! ¡Seguridad, llévenlo! Seokjin se da vuelta bruscamente, se lame los labios con anticipación, lanza una breve mirada al inspirado Dongwon en el momento en que los alfas corren hacia el pasillo, ya están familiarizados con lo que tienen que hacer y, francamente, no están nada entusiasmados jugando a la mancha con el heredero. Porque de cada diez veces, al menos seis de ellos ya se habían fugado durante varios días, lo que no quedó impune para ellos. Los alfas se acercan, Jin sonríe burlonamente antes de echar a correr a través de la mesa, violando abiertamente la higiene y disciplina inculcadas, provocando un ruido salvaje alrededor. 

El Omega sale corriendo a la calle, con su visión periférica nota cómo tres alfas más corren hacia él, y ya sabes, Kim escuchó, tal vez si de repente le pusieran una pistola en la cabeza, entonces él también discutiría aquí. Pero no, los guardias intentan alcanzar y apaciguar al heredero con sus propias manos y sus propias fuerzas, para no herirlo. Seokjin corre hacia los garajes, sabiendo muy bien que está empeorando las cosas para sí mismo pero tomar un atajo a pie definitivamente no es una opción, el jeep estacionado de Namjoon es visible desde detrás de un árbol, y el omega se regocija, literalmente sumergiéndose en él y bloqueando las puertas, los alfa inmediatamente rodean el auto. - ¡Señor Kim! ¡Deténgase, señor! - grita alguien ahogado y detrás del cristal. ¿De verdad creen que se detendrá y no se irá? Seokjin frunce el ceño con disgusto, gira la llave de contacto, acciona la marcha y pisa el pedal hasta el suelo. Los neumáticos rugen, el coche no se mueve de inmediato, los guardias se retuercen en el lugar y los de delante están dispuestos a arrojarse bajo las ruedas, pero sin embargo se separan presa del pánico, abriendo el camino tan esperado, alguien grita cierra la puerta, pero esto sólo la inflama más. Las puertas de metal se mueven con un chirrido, bloqueando suavemente la salida. El Omega ni siquiera levantó una ceja, su mirada marrón se oscurece, su mano tira del engranaje, configurando el último modo, y con un rugido gira el capó, sacando la puerta de su lugar. "Lo siento, Namjoon-ah", responde el omega con frialdad, apretando con cuidado el volante y sale volando hacia la carretera principal, girando el volante. Necesita romper con la persecución y cuanto antes, mejor. No volverá a esta maldita casa mientras una boda se avecine ante sus narices.