Capítulo 68

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Mi primaria no fue la mejor, la opresión de 5.º grado por tener una "primera" relación era sofocante, tan sofocante que si no tenías a nadie, comenzaban a rumorar y murmurar cosas espantosas.

¿Cómo era que niños de 10 y 12 años fueran tan crueles?

¿Cómo era posible que ellos supiesen cuáles eran las más viles formas de traumar a un niño y herirlo por toda la vida?

Nunca fui bueno socializando, consideraba "amigos" a aquellos compañeros que me pedían ayuda en las tareas y trabajos escolares, de quienes se aprovechan de mis necesidades y mi inocencia.

Me rodeaban niños envidiosos, nunca fui realmente bueno en alguna cosa o bueno, nunca lo considere por mi mismo, pero... para los profesores era el mejor de la clase.

Era un odio sin explicaciones cuando me dejaban de lado, cuando intentaban hacerme sentir mal mientras se reían de mí en mi cara y cuando me veía en la necesidad de suplicar amor y atención hacia ellos.

¿Qué era lo más triste? ¿Por qué hacía semejantes cosas? ¿Por qué no aprendí a darme mi lugar?

No cuando mi padre se esforzaba demasiado en admitir que la economía del hogar en ese entonces era demasiado mala.

Y yo... nunca le vi nada de malo cuando él lo decía...

No teníamos muchas cosas, no podía llevar dinero para los recreos tampoco podían comprar los juguetes que yo quisiera, pero tenía para comer, para vestirme, para poder sobrevivir...

Nunca le digas a nadie tus debilidades, nunca digas lo que sucede en tu corazón o en tu cabeza...

Todo el mundo se aprovecha de lo que digas y eso lo comprendí a esa edad.

Tener que defenderme a mí y a mi pequeña hermana de comentarios discriminadores, de niños que se aprovechaban de nuestra miseria, de luchar constantemente en encajar en esa sociedad de círculos y cuadrados perfectamente trazados era agotador cuando yo era un triángulo obtuso.

Mi vida estaba llena de errores, de personas malas que giraban a mi alrededor, de las humillaciones en todos lados, pero quizás…

Era algo que estaba destinado a sobrellevar...

- ¡Maldigo tu vida! ¡Maldigo que seas mi hijo! - los gritos furiosos de mi padre mientras estoy en el suelo intentando cubrirme de las patadas y golpes.

- ¡Golpéalo más fuerte para que aprenda! - la voz de mi madre hace eco en mi cabeza

- ¡Nunca creí tener a una desgracia como hijo!

- ¡No puedo creerlo! ¿Por qué? ¿Acaso nunca te dimos lo mejor? - solloza mi madre

- ¡Es tu culpa, te dije que lo abortarás sabía que era raro!

- ¿Mi culpa? ¡Si tan solo nos hubiésemos cuidado como te lo dije! ¡Es tu culpa también!

Esos gritos resuenan cada noche en mi mente, al cerrar los ojos, al abrirlos, al estar solo.

¿En serio era mi culpa?

Ese día... ese fatídico día, un pequeño niño con anteojos iba a rendir en su escuela el examen de admisión para seguir con sus estudios, asegurar un futuro y nunca en su pequeña corta existencia creyó que no podría hacerlo.

- Kim Taehyung, es hora - Beogyum hablo mientras sonreía

Asentí con la cabeza... me acomodé las gafas y el cabello mientras limpiaba el sudor de mis manos del nerviosismo que tenía.

Señor JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora