25. La luz nunca se debe apagar

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Ni yo sé cómo he conseguido subir, pero lo he conseguido y resulta que todo ese esfuerzo a sido en vano ya que Skye no está aquí.

—Vale, gracias por decirme. —Le agradezco a la abuela de Skye por decirme la peor noticia de mi vida.

Voy a darme la vuelta para volver por donde he venido y veo las escaleras. Subir vale, ¿Pero bajar? Me niego.

—Perdona señora. ¿Hay alguna otra manera para bajar?

Y ahora a rezar por qué la haya

—ohh, si que la hay. De echo es más rápida. Ven, sígueme.

Menos mal. La sigo y me lleva hasta atrás de la casa donde hay un agujero y una cuerda que llega hasta abajo colgando de una rama muy gruesa. Espero que esto sea una broma y haya un ascensor o algún conjuro de teletransportación por qué si no al final me quedo viviendo con la abuela de Skye.

—Puedes bajar por aquí.

Mierda.

—¿No hay otra forma?

—No.

Pues menos mal que tengo agregado a Axel en el caracol por qué lo necesito.

—Voy hacer primero una llamada si no le importa.

—Sin problema. Yo voy a pasar adentro que tengo cosas que hacer si quieres algo no dudes en decirme jovencita.

—Gracias señora.

La abuela de Skye se mete adentro de su casa y yo saco el caracol para marcar a Axel.

—¿Quien?

—Soy Max

—Ahh, hola  ¿Ya estás arriba?

—Sorprendentemente si.
Pero no está Skye a si que
tengo que volver a bajar y ahora
si que no soy capaz.
¿Puedes recogerme?

—¿Transformarme ahora? 
Joder que pereza. ¿No puedes
Transformarte tú o que?

—Pues no, estoy tan cagada aqui
arriba que apenas  puedo andar.

—Valeee. Ahora voy.

Espero paciente a que se digne aparecer para recogerme por qué King pasa de esperar a que Axel venga y decide ir bajando por las escaleras. A si que me siento en una silla de tronco que tiene a esperarle. A un que ya me debería haber acostumbrado hecho de menos esperar a la gente mientras escucho música en mis cascos.

—¿Te ha dejado sola? —Pregunta la abuela de Skye al ver que King ya no está aquí.

—Si, pero en seguida viene un amigo a bajarme.

La abuela camina hacia mí y se sienta en otro tronco que tiene y deja una bandeja con una taza rellena de algo en el tronco más alto que hace como mesa.

—Nunca pensé en conocer a una humana. Pero mirate aquí estás.

—¿Ehh? —Empiezo a asustarme. ¿Como sabe que soy una humana?

—Madre mía, si te has puesto blanca en un momento. Tranquila si yo ya sabía de ti cuando llegaste. Me lo contó todo Skye.

Vale. Menos mal por qué yo me pensaba que podía leerme la mente.

—Skye me ha hablado mucho de tí. En el buen sentido claro.

—¿Así?

—Si, a Skye se le da bien conocer gente a un que no establecer una amistad. Nunca me imaginé que sería amiga de una humana.

AmethystDonde viven las historias. Descúbrelo ahora