20.Demasiado silencio

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Ha sido una mañana silenciosa tanto que hasta Keira quien siempre nos manda callar no paraba de intentar hacernos hablar. Pero no quería que hablásemos para que le digamos que había pasado y por qué estábamos así, si no para que esta tensión en el ambiente se pierda y nos sintamos cómodos.
Pero no a sido capaz.
Yo he intentado seguirle el juego a Keira pero Axel seguía serio. Y sin decir nada se va al terminar de desayunar.

—¿Que ha pasado?

—No lo sé con exactitud. Pero cuando fui a darle el caracol estaba hablando con un vampiro.

—¿Un vampiro? ¿Por casualidad sabes cómo se llama?

—Jaxon

Keira parece muy enojada cuando escucha ese nombre tanto que me hace pensar. ¿Qué tan malo puede ser Jaxon como para que tanta gente lo odie? Haber, a mí me quiere matar y eso que solo los hemos mirado dos veces.
Esa pregunta la tendré que dejar para más tarde ya que Keira se va hacia su cuarto para vestirse. Empieza a preparar una bolsa con algunas hojas sueltas y un libro junto con varios tarros y cuando termina de meter todo me mira.

—Me voy a Místico.

—¿Eh? —Pregunto sin tener idea de lo que me acaba de decir.

—A Místico —Me aclara pero sigo sin entender

—De nuevo. ¿Eh? —Vuelvo a preguntar para que esta vez sea más específica con lo de que se va a Místico.

—Te voy a traer un libro de geografía por qué no tienes ni idea de los distintos, zonas ni nadas

Me ofende lo que me dice pero razón no le falta Místico me suena a un ataqué de Pokémon no a un lugar.

—Voy a comprarle pociones a una amiga en el distrito místico. Donde están los vampiros, las brujas y fantasmas. ¿Ya sabes dónde es?

—Ah. Si— miento.

—Prepárate por qué te vienes conmigo.

—¡¿Qué?! ¡Ni de coña! —Niego rotundamente al solo pasarse por mi cabeza poder tener contacto visual con Jaxon. Me niego profundamente.

—Max, sé que vosotros y los vampiros no os lleváis bien y con razón. Pero te necesito por qué son muchas compras y tengo una pista sobre la humana.

En cuanto mi cerebro recibe la información sobre una humana se me olvida hasta eso que ha mencionado sobre que los dragones y los vampiros no nos llevamos bien. ¿Por qué? No lo sé. ¿Me importa? De momento no.
Asiento confirmando a Keira que voy con ella y empiezo a prepararme. Me pongo lo más como que encuentro. A un que para estar acostumbrada a chándal esto no es nada cómodo pero no tengo más opción. La primera capa de ropa era un top de cuello alto color marrón oscuro. Encima de este me pongo una capa de manga larga color azul marino con dos rallas blancas en la parte de atrás. La capa me llegaba hasta las rodillas y estaba abierta de la parte de adelante hasta mi cintura donde hay me la a gusto con una cuerda gruesa marrón como si fuera un cinturón está cuerda le cuelgo una bolsita donde se encuentra mi caracol y por último de la parte de arriba me pongo un corto poncho con capucha para llevarla puesta todo el tiempo y evitar inconvenientes con un vampiro que conozco. La parte de arriba ya está a por lo que por último me pongo unos pantalones harem de un tono marrón grisáceo bastante anchos y cómodos junto con unas botas marrones. En mi vida me imaginaba vestirme así como si fuera una campesina o con este atuendo más bien una ladronzuela de la edad media. Sinceramente me gusta bastante por lo que al terminar me pongo la capucha y salgo con Keira.

Keira me ve y me alaga diciendo lo bien que me queda este atuendo. Cuando Keira y king se encuentran ya listos salimos y Keira nos guía hacia una casita pequeña de madera que estaba atrás de la casa. Sale de ahí con una escoba y mi corazón empieza a latir con emoción al pensar que voy a subir en una escoba voladora como en los cuentos de brujas que me contaba mi abuela.

—No me puedo creer que valla a montar en una escoba que vuela —Comento emocionada.

Keira ya estaba colocada para partir flotando a unos pocos metros del suelo y King también listo sentado en las piernas de Keira. Al decir esto me voy acercando para subirme pero Keira me para.

—Pero que dices. Tú vas volando que para algo tienes alas.

Mierda.

—Keira por favor. Que nunca me he subido en ninguna. Te lo suplico —Al verme suplicarle de rodillas perdiendo mi dignidad pone los ojos en blanco y suelta un quejido para acto seguido con la cabeza me indique que me suba atrás.

Ya estoy subida súper emocionada y lista para volar. King acaba cambiando de sitio de las piernas de Keira a las mías y verlo me parece muy tierno pero al tenerlo encima de mí me pongo muy nerviosa al ya estar volando. El viaje ha sido movidito y sobretodo agitador para Keira y king ya que no paraba de dar la lata con que King se podía caer o que pasaba si yo me caía. Si, puede que haya ido muy tensa pero la manera de hacerme callar no tenía por qué haber sido fingiendo que King se caiga. Cuando ha bromeado con eso me he quedado blanca y tan sumamente cagada que no he vuelto a abrir la boca en todo el viaje.

Al fin llegamos y al tocar el suelo me recorre por el cuerpo un escalofrío de alivió. Lo he pasado un poco mal en la escoba y el plantar los pies en este hermoso suelo me relaja demasiado.

AmethystDonde viven las historias. Descúbrelo ahora