Viento frío me golpeaba el rostro mientras nos lanzábamos hacia la batalla. El rugido de los dragones de fuego resonaba desde lo alto, una advertencia clara de lo que nos esperaba. A pesar de la tensión en el aire, me sentía... vacía. Tenía poder, lo sabía, pero no tenía ni idea de cómo controlarlo. Seguía siendo Max, la chica que llegó a Sinix buscando a su amiga y una amatista. Pero ahora, esa amatista parecía haber despertado algo en mí, algo oscuro, y no sabía si podría manejarlo.
Miré a los demás. Skye, Violet, Axel, Jaxon, todos estaban listos. Sabían lo que tenían que hacer. Mientras tanto, yo... estaba perdida. Mi cuerpo temblaba, no solo por el miedo, sino por la energía que sentía burbujeando dentro de mí, amenazando con estallar en cualquier momento.
—Max, ¿estás bien? —me gritó Jaxon desde su escoba mientras volaba a mi lado. Su preocupación era evidente.
—No lo sé —respondí, y mi voz sonaba tan débil como me sentía—. No sé cómo usar estos poderes. No sé qué hacer.
Axel, a pesar de la tensión de la batalla que se avecinaba, giró la cabeza hacia mí con una sonrisa desafiante.
—No necesitas saber cómo usar todo ese poder ahora mismo. Solo mantente viva, ¿vale? El resto, lo resolveremos sobre la marcha.
Mantente viva. Más fácil decirlo que hacerlo cuando tenías a decenas de dragones de fuego volando hacia ti, preparados para convertirte en cenizas.
Los primeros dragones se lanzaron sobre nosotros. Sus alas gigantescas oscurecieron el cielo mientras lanzaban ráfagas de fuego que iluminaban todo a su paso. Axel esquivó una bola de fuego con una maniobra rápida, sus reflejos de dragón eran impresionantes. Skye y Violet disparaban hechizos desde sus escobas, creando barreras y ráfagas de energía para repeler a los dragones.
Jaxon estaba justo a mi lado, moviéndose con una velocidad inhumana, cortando el aire con precisión mientras esquivaba los ataques. Pero yo... solo podía mantenerme en el aire, viendo cómo el caos se desplegaba a mi alrededor. No sabía cómo luchar. No sabía cómo controlar lo que había dentro de mí.
Un dragón de fuego rugió, lanzándose directamente hacia mí. Mi corazón latió con fuerza. Todo lo que pude hacer fue gritar y levantar las manos para cubrirme... pero entonces algo pasó. Algo dentro de mí reaccionó.
Una explosión de energía oscura brotó de mis manos, impactando al dragón y lanzándolo lejos, como si fuera un muñeco de trapo. La energía me recorrió, envolviéndome en una especie de aura. Los ojos de Jaxon se abrieron de par en par, pero no había tiempo para explicaciones.
—¡Max! ¡¿Que hiciste?! —gritó, aunque yo no estaba tan segura.
—¡Ni puta idea!
Era una locura. Dragones en todas direcciones, lanzando fuego y oscureciendo el cielo con sus enormes alas. Keira, montada en una escoba y con King aferrado a sus piernas, se acercó volando hasta nosotros, su expresión seria mientras esquivaba ataques con habilidad.
—¡Esconderos en el bosque, rápido! —nos gritó al pasar.
En un movimiento rápido, me entregó a King, que temblaba ligeramente, aunque intentaba disimularlo con sus orejas erguidas y esa expresión determinada que solo él sabía poner.
—Cuida de él, Max —dijo antes de alejarse en dirección a Skye y Violet, seguramente para avisarles también de que retrocedieran.
No dudamos ni un segundo. Axel me hizo una seña para seguirle, y juntos nos dirigimos hacia la arboleda, con las sombras del bosque envolviéndonos poco a poco. Corríamos tan rápido como podíamos, sintiendo los ecos de la batalla detrás de nosotros, el rugir de los dragones y el estruendo de las explosiones que iluminaban el cielo en tonos anaranjados.
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Amethyst
FantasyCada mentira que dices, es una deuda que tarde o temprano tendrás que pagar En la noche de Halloween, un grupo de amigos decide reunirse para disfrutar de una velada de diversión y escalofríos. Sin embargo, cuando Max sigue a su amiga a través de...