Las luces se apagan quedando solo las velas encendidas dando la señal de que ya ha empezado el ritual. Geraldine cierra los ojos y pronuncia nuestros nombres, dicho esto sus párpados se habrán dejando ver sus ojos totalmente blancos. Empezamos a sentir un poquito de tembló y con forma va diciendo el hechizo el temblor se hace más fuerte a tal punto de tirar algunas cosas de las estanterías. El trozo de amatista se empieza a iluminar y me quedo observándolo con determinación veo como con cada tembleque se acerca a mí hasta estar enfrente mía. Me siento tentada a quitar mi mano y tocarla, su brillo me estaba llamando y yo queria responder pero antes de que suelte la mano de Jaxon el la aprieta fuerte al darse cuenta de lo que quiero hacer. También pega un tirón que me saca de ese pensamiento, de esa ansia por coger el amatista. Lo miro a los ojos y parece sorprenderle algo cuando me mira. Un golpe hace que nuestras miradas se separen y ahora miramos a Geraldine. Sus ojos están inundados de lágrimas, pero no unas lágrimas normales, son lágrimas de sangre. Jaxon y yo estamos preocupados por ella pero cuando estamos apunto de separarnos para ver cómo se encuentra sus ojos vuelven, las velas se apagan, la amatista deja de brillar y yo pierdo las ganas de agarrarla.
Al encenderse las luces Geraldine suelta nuestras manos con la respiración acelerada y no pierde ni un segundo para informarnos.
—Los dragones tienen la amatista.
Jaxon da un golpe en la mesa lleno de rabia podría haberlo roto enseguida. Su mirada y su aura dan miedo, parece que quiere explotar de la rabia.
—¡¿Como mierda la han conseguido?!
—Hay una bruja con ellos, ella es la que tenía la amatista en la visión.
Jaxon se levanta furioso y tira la silla al suelo para dirigirse hacia la puerta con la intención de salir de este lugar. Yo me levanto detrás de el para seguirle he intentar calmarlo pero mi intención parece empeorarlo todo.
—Jaxon, calmate. A un podemos conseguir, puedo hablar con Axel para que nos ayude el es un dragón.
—¡Callate Max! No lo entiendes por qué eres una simple mortal que piensa que esto es como un cuento de hadas ¡Y no lo es!
Jaxon me grita asustando me mientras me muestra sus colmillos haciendo que retroceda y Geraldine posa su mano por mi hombro para calmarme.
—Calmate Jaxon.
—¡No! Ella no entiende en qué lío nos ha metido solo por llegar aquí y perder la amatista. ¡Es una ingenua cria que nos ha condenado a otra guerra!
¿Otra guerra? No entiendo de lo que habla pero me hace sentir muy culpable por la forma en la que lo dice y por su tono de voz elevado.
—Podemos robarles la amatista sin que se den cuenta. —Propone Geraldine a lo que yo no pongo mucha atención por qué en mi mente solo escucha una cosa «Guerra, mi culpa»
Jaxon y Geraldine discuten por mi culpa planeando que pueden hacer mientras yo sigo sintiéndome culpable y no ayudo en nada. Hasta que me levanto de mi asiento y los miro consiguiendo que dejasen la discusión por un momento y me hicieran caso.
—Podeis al menos hacerme un pequeñísimo resumen del por qué es tan malo que los dragones lo tengan.
—Ellos quieren los territorios de tus tierras, ya lo intentaron una vez, no hace tanto. ¿Y adivinas qué pasó? —Se queda en silencio un momento esperando a que yo responda pero me quedo callada —Guerra entre dragones y vampiros. Casi acabamos con los dragones al completo.
—Por eso tú y Axel... —Dije refiriéndome a su rivalidad.
—Eso no es solo por ésto y tampoco te importa.
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Amethyst
FantasyCada mentira que dices, es una deuda que tarde o temprano tendrás que pagar En la noche de Halloween, un grupo de amigos decide reunirse para disfrutar de una velada de diversión y escalofríos. Sin embargo, cuando Max sigue a su amiga a través de...