Primer Intento

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-Ink- Llamó la mayor una vez ambos estuvieron en la mesa para cenar- Escucha, abrí el sobre- El ambiente era incómodo y tanto madre como hijo lo notaban- Veo que realmente aprobaste todo- Siguió al ver que el menor no daba respuesta- Te felicito- Brindó una sonrisa que no fue correspondida.

Dió un vistazo con más profundidad a la apariencia de su hijo. Esté tenía ojeras muy pronunciadas, los ojos hinchados y su cabello se notaba más largo. Sintió culpa, debía de haberlo escuchado, pero no podía culparse realmente, es decir, Ink nunca sería como Zephyr, estaba en su derecho recriminarle por no alcanzar sus estándares.

-Deberia llevarte a que te vuelvan a cortar el pelo- Seguía sin respuesta, Ink solo veía su plato y jugaba con su comida- ¿Y qué son esas ojeras? Vamos a comprarte algo para que desaparezcan, un producto facial seguro lo arreglará, no puedes verte así- Silencio, solo se escuchaba el golpeteo del tenedor de Ink con el plato, ocasionando un chirrido que a la mayor irritó- ¡Ink, Dios, deja de jugar con la comida!- Por fin una respuesta de su hijo.

-Lo siento, entiendo si quieres que no cene- Habló para levantarse.

-¡No! ¡Siéntate de nuevo!- Ordenó- ¿Qué es lo que te sucede? Ya ví tus notas, arreglamos el malentendido, hay que seguir adelante Ink.

-Tienes razón- Contestó suspirando- Es solo que estaba distraído, lo siento- Se disculpó por segunda vez- Es cierto, debería de cortarmelo ya- Dijo agarrando un mechón de su cabello, el cuál, miró con melancolía, extrañaba su larga cabellera, la cuidaba con su alma y se lamentaba tenerla ahora corta.

-Veré si mañana tengo un tiempo para llevarte, aunque también puedes ir tú solo, ya estas grande.

-No te preocupes, iré luego del colegio.

-Siempre tan responsable- Ink sonrió falsamente- Aunque tienes un 7 en matemática, debes reforzar en esa materia.

-Si- Respondió llevando un bocado a su boca.

El resto de la cena transcurrió en silencio, ninguno tenía nada que decir y, de cierta forma, lo preferían así. Luego de terminar de cenar, Ink ayudó a su madre a levantar la mesa y a lavar los platos. Quería irse a su habitación lo más rápido posible, no soportaba la incomodidad que sentía al estar en esos momentos cerca de su progenitora. Así que una vez estuvo en su habitación, no pudo evitar volver a llorar.

-Ni siquiera se disculpó- Sollozo.

¿Eso era todo? ¿Simplemente iban a hacer de cuenta que nada había pasado?

-No es justo- Susurro e inconscientemente empezó a pellizcarse el brazo. Unas fuertes ganas de vomitar le invadieron, la situación volvía a pasarle por encima.

Todo se sentía muy repititivo y tan monótono, ¿Cuántas veces habrá llorado en el día? ¿Cuántas veces lloró ayer?

Aún recordaba la primera vez que lo hizo de forma consciente y fuerte. Fue cuando tenía 5 años, en aquel entonces vivía en su antigua casa y con su familia completa. Muchas veces había visto a su hermano trepar el árbol de su patio jugando con sus amigos y él pensó 'Si yo también lo trepó, ¡Entonces seré tan genial como Zephyr!' y con ese pensamiento decidió hacerlo, decidió treparlo. Ese día se quebró un brazo, en el camino a un hospital su padre lo miró enfurecido por tanto llanto que le gritó "¡Ink, deja ya de llorar, ¿Acaso no ves lo insoportable que eres?" Por otro lado, su madre lo veía decepcionada y enojada, no lo dijo pero estaba seguro de lo que pensaba. '¿Tantas ganas tienes de llamar la atención para lastimarte a propósito?'

No, no lo había hecho a propósito, pero todos le hicieron sentir que así fue. Nadie escuchó lo que tenía para decir, a nadie le importó que explicará lo que pasó, solo daban por hecho que se autolesiono. ¿Tiene para ustedes lógica que un niño de 5 años se lesione por atención? Para él no.

Bitter choco decoration || ErrorinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora