Cuatro

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Sus mañanas eran simples. Despertaba, tomaba una larga ducha, al bajar a la cocina tenía una larga lista de cosas para desayunar preparada, siempre elegía lo mismo: arepas con miel y yogurt, tostadas con mantequilla y chocolate, por último un vaso de jugo de manzana. Siempre eran él y su padre.

Luego solo le quedaba subir de nuevo a lavar sus dientes y terminar de arreglarse. Luego escogería cuál de todos los autos utilizaría.

La universidad no quedaba cerca de su casa. Sentía pena por las personas que tomaban el bus o simplemente tenían que caminar.

—JiSung, antes de que regreses a la casa, pásate tú solo por la pista, tengo que decirte algunas cosas importante. Buena suerte chico—Nadie sabía lo mucho que agradecía tener una buena relación con su padre. Apesar de ser un hombre ocupado, siempre puso a su hijo primero que cualquier cosa o persona, así que él no conocía otra cosa que serlo todo.

—Está bien papá, hoy tengo solamente un examen por la mañana, así que iré temprano. Te quiero—El hombre lo abrazó, y le susurró un “te amo” en el oído.

Terminó cambiando de idea a último momento y eligió al final un Mustang color beige. Uno de sus favoritos, combinaba con sus pantalones, le encantaba hacer match con los autos y su ropa.

Vida universitaria. Para él no era difícil, consiguió una beca, aunque también hubiera podido pagarla, pero aún así estudiar le gustaba y se esforzaba mucho desde la primaria. Podía comprar muchas cosas, menos las notas, jamás se atrevería a tal fraude. Todos sabían lo aplicado que era Han JiSung, y le encantaba.

Adoraba ver ojos en él. Había momentos que ni siquiera se esforzaba por lucir bien, y así todavía, seguía impresionando a los demás.

Tenía muchos conocidos, pero solo a dos llamaba amigos. Poco tiempo de conocerse pero lo suficiente para llevar aquella amistad a todos lados.

Aparcó el coche. Y tomó sus cosas, llevaba en la otra mano una carpeta con el seminario que expondría ese día. Comenzó a repasar desde hacía una semana, era algo corto, de la materia Diseño e Imagen, su fuerte, por lo que seguro estaba que saldría bien.

Lee Felix, un estudiante australiano que también ganó una beca, formándose como psicólogo. Era alguien inteligente y culto. Vivía solo, en un departamento que sus padres pagaban.

Kim SeungMin, el menor por meses. Estudiaba Bioquímica. Era el presidente estudiantil, un ídolo para muchos, alguien horrible para otros. Pero nada de eso importaba cuando eran el mejor trío de esa universidad.

—Me encanta, bésame—Insinuó el peliazul con una sonrisa enorme en su cara. Corriendo hacia los brazos de sus amigos

—Soy difícil Lix, intenta otra cosa—Los tres rieron. Tenían cosas que contarse, había pasado mucho, como si no se hubieran visto el día anterior.

SeungMin verificó algo en su celular y puso una expresión entre molestia y decepción.

—Me canceló—Gruñó—Perfecto, pues yo le cancelaré para siempre. ¿Ahora que les diré a esas personas del restaurante? No es por el gasto, nada que ver, pero les mandé a preparar una mesa y a cerrar solo para nosotros dos.

JiSung y Felix negaron con la cabeza, manteniendo una expresión de desagrado. Al parecer se atrevía a cancelarle a su amigo.

—Entonces iremos nosotros y ya está. Nadie le bajará el ánimo a SeungMin, no mientras existamos—Cada persona necesitaba a un Felix. Los tomó de las manos arrastrándolos para dentro de la escuela—Hoy es tu exposición ¿no?—JiSung asintió—Ahí estaremos, así que espero que lo hagas mejor que todos, lo eres cariño.

Esto solo alimentaba el enorme ego de Han.

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Media hora después, salieron las cosas como estaban previstas. Obtuvo la puntuación más alta, apesar de las malas caras de sus “compañeros”, eso era envidia. Cada cual hacía lo que podía, y el podía presentar más de una buena iniciativa, como el exámen final de primer año cuando presentó uno de los cuadros originales de Rembrandt.

Les dijo a sus amigos que primero debería pasar a ver a su padre y luego se uniría a ellos.

Detestaba visitar ese lugar, odiaba ver a personas perdiendo su tiempo dando vueltas sin algún sentido, pero había un montón de gente que encontraba esto divertido e interesante, como su progenitor.

No sabía a quiénes conocería esta vez, seguramente más corredores o algún director de televisión. A su padre le encantaba aparecer en realitys, no lo culpaba, a él también, pero a veces eran periodistas desesperados por una declaración.

Pero esta vez no era así. Estaba solo y su sonrisa era extraña...de las que hacía cuando quería algo más.

—¡¿Trabajo voluntario?! ¿Es una broma papá? No, jamás, olvida eso—Se cruzó de brazos, imposible, nunca aceptaría servir en un comedor obrero, él no estaba hecho para eso, ni siquiera para asistir a uno.

—Por esto mismo quise que vinieras solo, ¿qué pensarían tus amigos de ti? Oh no, es que ellos son iguales. Como sé que no sabrás que hacer he preparado esto—Le mostró algunos papeles con un pequeño guión, que decía cómo actuar y qué decir—Ya les dije a todos que estarías ahí no podré ir porque estoy demasiado ocupado, pero con tu presencia ayudaremos a esas humildes personas.

—Humildes y pobres.

—¡JiSung!—Vociferó, aturdiendo al muchacho. Estaba enojándose y nadie quería verlo enojado, de verdad—Me parece que no es la educación que te di. Irás allí, con tu mejor cara y harás esas tres tareas, o sino, tarjetas bloqueadas.

¡Es cierto! No tenía dinero propio porque no tenía un trabajo, ¿pero quién necesita uno cuando tu papá contaba con mucho como para alimentar a tres países enteros?

Ya lo había amenazado una vez y no mintió. Pasó dos semanas yendo en los autos de sus amigos. Para Felix estaban de paseo por el prado montados en un burro, y para SeungMin era la mismísima pista de carreras de Austria.

—Fin de la discusión, estarás allí y saludarás muy alegre a las personas con las que creció tu padre. Ya puedes irte cariño, te están esperando.

Así que aceptó por no herir sus sentimientos, no por lo que tendría que hacer, nótese el sarcasmo. Qué maldita mala suerte. Asco tener que interactuar con la clase baja, con esas personas que se mataban por cupones de descuento y participaban en sorteos los miércoles. Sabía esto por su papá, por todas las historias que le contaba de su niñez y no entendía como se jactaba de haber sido pobre.

Les dijo a los chicos que habían surgido otros “planes” y no se reuniría con ellos, porque incapaz de decirles la verdad, las burlas serían eternas pensando en qué hacer para no asistir a esos eventos programados. Conducía estresado cuando pasó cerca de un parque y lo vió sentado. La última persona a la que le pediría ayuda, pero estaba en el momento perfecto.

Lee MinHo necesitaba algo que él le podía facilitar.

—Sube al coche—Bajó la ventanilla del carro, mirando directamente al de pelo naranja—¡Ahora!

—¿Te vengarás y serás tú el secuestrador esta vez por raptarte aquel día? Este coche llama mucho la atención para que sepas—Entró al auto y dejó de bromear, puso sus neuronas en funcionamiento—Lo que quiero decir es que estoy apenado por lo que dije, comenzamos con el pie izquierdo y no fue lo mejor. Pero en serio necesitaba estar ahí, lo repito de nuevo. No solo por el asiento, tengo que demostrarle a algunas malas personas que aprendí de mis errores—Hablaba con rapidez.

—Luces tan desesperado.

—Porque lo estoy—Suspiró.

JiSung recordaba bien, lloró porque nunca nadie se atrevió a hablarle con tal autoridad, menos un desconocido sobre sus intereses.

—Lo que pasó o no ya no importa...yo uhm...necesito tu ayuda—Cerró sus ojos y apretó fuerte el volante, bajo la mirada de MinHo, que estaba en el asiento del copiloto, pedir ayuda era un acto de debilidad para él.

—¿Por qué debería aceptar, Han?

—¿Porque realmente yo soy el único que te puede salvar tu carrera con solo decir unas palabras?


Verde, Amarillo & Rojo - MinSung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora